Hay menos pobres pero los que hay, son más pobres. Esa es la lectura de la memoria de actividad de Cáritas en relación al año 2017 presentada hoy por el delegado diocesano Toño Martín de Lera. Durante el pasado año, la entidad atendió a 11.333 personas, unas 600 menos que en el ejercicio anterior. A priori parece un buen dato, pero Martín de Lera advierte que pese a la sutil bajada del número de personas atendidas, el número de atenciones ha aumentado. Es decir, que quienes recurren a los servicios de Cáritas lo hacen con mayor frecuencia, sobre todo para la demanda de ayudas relacionadas con la alimentación y el pago de gastos del hogar relacionados con la denominada "factura energética".

De ahí que desde Cáritas insistan en la cronificación de la pobreza en Zamora, una provincia también pequeña para tan alto porcentaje de usuarios atendidos. De las 11.300 personas atendidas, 6.500 correspondieron a programas de acogida y animación comunitaria y casi 900 a empleo. Por otra parte, más de 800 usuarios atendidos fueron personas sin hogar. En total, Cáritas invirtió para estos programas casi 10,2 millones de euros.