La Audiencia Provincial de Zamora dejó ayer visto para sentencia el juicio celebrado contra I.B.R., un zamorano acusado de agredir sexualmente a sus hijas menores de edad durante años y que se enfrenta a una petición de 5.620 años de cárcel por parte del fiscal y de la acusación particular de una de las víctimas, mientras que su defensa pide la libre absolución por falta de pruebas.

El acusado, según la versión y fiscalía y acusación particular, comenzó las agresiones sexuales contra su hija mayor cuando ésta contaba con tan solo doce años de edad.

Entre 2010 y 2017 agredió sexualmente a su hija y los dos últimos años la violó de forma continuada. El juicio se celebró a puerta cerrada, pero la hija, mayor de edad en la actualidad, detalló como el acusado profería amenazas de muerte si contaba lo que estaba ocurriendo a su madre, y amenazaba también con agredirle físicamente durante o después de los episodios de agresión sexual y violación.

Los delitos se conocieron gracias a la denuncia de la familia de una amiga de una de las dos víctimas, a quien la niña había desvelado lo que estaba sufriendo por las agresiones del padre, caso que tramitó el juzgado número 5. El fiscal describe que las presuntas víctimas vivían en un "estado de crónico de temor y angustia", que el progenitor actuaba cuando estaba solo con ellas o cuando su esposa dormía profundamente y que llegó a taparles la boca con la mano para que no gritaran.

El zamorano, de iniciales I.B.R., está también procesado por agredir sexualmente en dos ocasiones a la hija de menor edad, una de ellas cuando esta contaba con 7 años; y la otra, cuando había cumplido los 9, en enero de 2017. En concreto, la Fiscalía Provincial le imputa por haber efectuado tocamientos a la niña en su órganos sexuales con las manos y el pene, la misma práctica que relató su hermana mayor, sufrida durante cinco años, tras los que el padre pasó a culminar el acto sexual con ella.

El fiscal, en su escrito de acusación, en el que no ahorra duros calificativos para el procesado, por "la odiosa naturaleza de los hechos" que se le imputan, consciente de que los magistrados pueden considerar que se trata de delitos continuados de agresión sexual y de violación que no pueden ser castigados uno a uno, solicita una pena alternativa para el zamorano de un total de 35 años de prisión por las agresiones sexuales y las violaciones a la mayor de sus hijas cuando aún era menor de edad: 15 años por los primeros delitos mencionados; y otros 20 años, por los segundos. Por las dos agresiones sexuales a la hija más pequeña, el Ministerio público solicita por cada uno de esos delitos 10 años de prisión, 20 en total y otros diez años de libertad vigilada.