"Durante muchos años he vivido los olores y ruidos de un bar existente debajo de mi casa, y tras muchas denuncias y hasta que el Ayuntamiento le exigió la licencia y que lo insonorizara yo y mi familia no pudimos tener una vida normal. Ahora me entero de que los bares van a poder abrir sin necesidad de licencia. ¿Por qué?. Creo que es necesario que se les exija para no causar molestias a los vecinos. No le deseo a nadie que pase por lo que yo y mi familia hemos pasado". Es la primera de un rosario de alegaciones que ha recibido el proyecto que impulsa la Junta para modificar distintos anexos de las leyes de prevención ambiental, del ruido y de espectáculos públicos y que van todas en la misma dirección: en contra de que se permita abrir algunos tipos de establecimientos hosteleros sin un proyecto, solo con una declaración responsable.

Es de hecho, el asunto que más polémica está levantando de todos los que tiene en exposición pública la Junta de Castilla y León a través de su portal de Gobierno Abierto.

Una de las alegaciones que resume el sentido de la mayoría es la que expone este ciudadano: "Otro ejemplo más de cómo se da de lado la protección de los ciudadanos y del medio ambiente para beneficiar económicamente a un grupo de presión, en este caso, el lobby de la hostelería. En aras de dotar de facilidades a la industria turística, se eliminan de golpe todos los controles mínimos que este tipo de actividades (bares, restaurantes, etc), han de tener. Este tipo de establecimientos, en la práctica totalidad de la normativa autonómica y estatal están consideradas como actividades potencialmente molestas, debido a que producen contaminación ambiental y acústica, especialmente en las zonas residenciales y edificios de viviendas, donde habitualmente se ubican. De un plumazo, se elimina que estas actividades estén sometidas a licencia ambiental, de modo que no será necesario solicitar ni permiso de obras, ni proyectos técnicos que aseguren que estos tipos de locales cumplan con la normativa en vigor referente a instalaciones eléctricas, de salubridad, de accesibilidad y barreras arquitectónicas, de climatización, de aislamientos acústicos mínimos, de niveles de emisión de sustancias contaminantes y nocivas, etc. Tampoco será necesario que los ayuntamientos exijan ningún tipo de control sobre estas actividades, ni con carácter previo ni posterior a su apertura. Seguro que los vecinos de cualquier inmueble estarán especialmente contentos cuando no puedan dormir a causa del ruido o de los malos olores que produzca el bar de abajo, ni su denuncia llegará a ninguna parte, dado que a ese bar de abajo no se le exigirá cumplir básicamente ninguna ley que proteja a las personas y al medio ambiente. Viva el progreso".

A estos planteamientos se unen los de varias asociaciones profesionales, como AECOR, que es la Asociación Española para la Calida Acústica o la SEA, Sociedad Española de Acústica, contrarias a que se elimine la necesidad de proyecto, lo mismo que se opina desde empresas como HC Ingenieros o Ecos del Pisuerga.

Incluso un hostelero, Manuel López está en contra de que se elimine el proyecto. "Si el objetivo es agilizar los trámites no creo que la solución sea quitar los trámites, sino poner más recursos uoptimizarlos. Pienso como hostelero que está muy bien que no nos pongan trabas a la hora de iniciar un negocio, pero ¿quien se hace responsable de un trabajo mal ejecutado si no hay un proyecto? A mi me pasó con el tema de ruidos y no me cumplía la medición y después de montado el local por no tener el proyecto me tocó tirarlo todo abajo. Para una inversión de este calibre, más vale hacerlo una vez bien que dos veces mal, que como bien dice esta iniciativa se trata de agilizar los procesos para emprender los negocios, pero bien y no de cualquier manera".