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-En la literatura infantil proliferan los títulos. ¿Estamos asistiendo a su boom?

-Se están publicando cosas maravillosas para esta franja de edad. El hecho de que esto esté ocurriendo en España es porque nos estamos poniendo, poco a poco, al mismo nivel que otros países, como los anglosajones donde la creación literaria para los niños es importantísima. Lo que me gustaría es que hubiera tantos pequeños lectores como libros maravillosos hay en las mesas de las librerías y es una cuestión que concierne a los padres.

-¿Cómo se puede aproximar hoy en día a un niño, en un momento en el que tienen mil y un estímulos, al universo de la literatura?

-Tiene que ocurrir en la casa, en el ambiente familiar y criarse con ello, que los padres lean y que disfruten con sus hijos leyendo. Yo conozco muchos padres que lo hacen y en general son momentos llenos de ternura, de amor y de juego en los que la cultura y el amor por los libros se está contagiando sin que implique ningún esfuerzo, sino como una manera de divertirse y de compartir experiencias. Es esencial que el niño comparta la lectura con las personas mayores que hay en su casa. Luego ya entramos en los libros y la escuela, pero los niños que inicialmente no rechazan los libros es porque tiene un ambiente en su casa en donde los títulos son bienvenidos y donde se ha leído con ellos desde edades tempranas.

-En la intervención ante los profesores manifestó que "no hay respeto generalizado por la cultura".

-Yo creo que no. Yo he visitado colegios en Italia o en Francia y ferias de literatura infantil y puedes decir cosas a nivel político, pero a nivel escolar y social la cultura tiene un peso.

-¿Es España se ha perdido o no se ha llegado a tener?

-Realmente no sé si se ha llegó a tener en algún momento. Me parece que hay una especie de desconfianza. En España se ha entendido que la cultura es algo que tiene que votar y apoyar a una tendencia política y a un partido. Por parte de la derecha siempre ha habido una desconfianza porque entendía que quienes se dedicaban al mundo de la cultura no les apoyaba y por su parte la izquierda, tal vez ha defendido la gratuidad de todo, ha extendido la idea de que para la cultura no hay que esforzarse y no hay que pagar en ningún momento ni hay que defenderla activamente.

-Pero ahora pasa por momento nada boyantes.

-El apoyo a la cultura tiene que ser una especie de decisión individual y de movilización ciudadana. Un país que defiende su cultura va a tener más armas para protegerse de los desafíos presentes.

-Habla de movilización cuanto todavía está presentes en la retina imágenes de grandes concentraciones del 8M cuando miles de personas, sobre todo mujeres, salieron a la calle reclamando igualdad o contra la sentencia de La Manada ¿Es la hora de la rebelión femenina?

-Creo que a través de esa rebelión femenina se pueden llegar a otras rebeliones sociales. Además de las reivindicaciones femeninas tenemos que abrazar otras causas relacionadas porque estamos en un momento en el que lo público está perdiendo. Han nacido las movilizaciones en defensa de la sanidad pública o de la educación pública porque no hay ningún pudor es esquilmar los derechos de los ciudadanos y rebajar los presupuestos en sanidad y en educación. Somos los ciudadanos los que tenemos que dar un paso adelante para defender los pilares de la sanidad y la educación pública. Tenemos que dar el paso de salir a la calle y tenerlo presente a la hora de votar.

-Usted creó el personaje de Manolito Gafotas. ¿se imaginaba a este personaje en el contexto actual preparado, con pocas expectativas de encontrar un trabajo con un salario digno y para el que una de las salidas más atractivas es la emigración?

-Tenemos que pensar en esa juventud que no se puede desarrollar, que no se puede independizar para formar una familia o simplemente tener un trabajo justamente remunerado. Ahora no se vislumbra un futuro para la gente joven. Creo que esto va a tener unas consecuencias tremendas porque va a crear, y que ya está creando, un resentimiento social por parte de estas personas que siente que su vida no avanza. Para el país es tremendo que tengamos una generación perdida por los malos sueldos y los malos contratos. La vida no solo consiste en subsistir, sino que una buena vida es trabajar y tener tiempo para disfrutar de ella. No puedes tener una elevada cantidad de trabajos para llegar a fin de mes.

-Habla de fractura social con los jóvenes, el problema catalán ¿generará una división?

-De momento ya existe una fractura social entre los catalanes. Como todos los españoles en octubre pasé unos días muy preocupada, como casi todo el mundo, pero a estas alturas yo no sé cómo se puede solucionar.

-Usted ha vivido durante años y viaja con frecuencia a Estados Unidos, un país cuya política ha cambiado de manera radical desde que llegó Trump al poder.

-El país mientras que yo residía allí fue cambiando. Realmente no creía que fuera a ganar Donald Trump. Disfruté cuando ganó Obama, me pareció un tremendo cambio en la mentalidad americana, una excelente noticia. Fuera como fuera y aunque no cumpliera con las expectativas que había generado en sus votantes, fue beneficioso para el mundo. Ahora me resulta, como a la mitad de los americanos porque es un país totalmente dividido en dos, ajeno, espantoso y peligroso. No viviría ahora en esa nación. Me fui de allí por deseo propio, pero ahora me parece un país mucho más hostil.

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