Solo han recibido seis clases pero ya ejercen como auténticos profesionales: se remangan, dan a examinar los materiales al público e incluso juegan al despiste haciendo creer al espectador que se han equivocado de carta, pero no. En apenas un mes y medio han aprendido a engarzar de forma misteriosa un aro en una cadena, a sacar una varita mágica de la nada o a teletransportar unas fichas de parchís, poniendo de manifiesto una vez más que el poder de la mente no tiene límites, ni para desvirtuar la realidad ni para inventar una nueva.

Tras seis sesiones prácticas, la Biblioteca Pública del Estado despidió ayer el taller de magia inclusiva enmarcado dentro del programa "Cultura Diversa" de la Junta de Castilla y León y estrenado el pasado mes de abril. Una singular iniciativa en la que ha participado una decena de usuarios de la Fundación Intras afectados por algún tipo de discapacidad intelectual o enfermedad mental.

"Nos pareció una buena idea incluir un taller de magia en colaboración con la Fundación Intras. Pensábamos que era una actividad que podía aumentar la autoestima y las habilidades sociales de este grupo de personas", explicaba el director de la Biblioteca, Jesús Portales. Un objetivo más que cumplido según reconocía Sofía Gago, educadora del Centro de Participación Social que la Fundación Intras gestiona en la carretera de La Hiniesta: "Precisamente lo que le falta a estas personas es ilusión y por eso ha sido una experiencia muy satisfactoria. Además, hemos visto una evolución muy buena a la hora de relacionarse con los compañeros, algo que valoramos mucho en el centro", destacaba.

Por su parte, Paulino Gil y Julito Rapado, los verdaderos ilusionistas, animaban a estos aprendices a utilizar la magia "como un arma de comunicación y relación" basada en la constancia. "Es una actividad diferente en la que la que se sienten valorados y motivados, lo más bonito que puede haber", explicaban.