Tras tres años de ausencia, el Patronato de Turismo de la Diputación Provincial de Zamora volvió ayer a brillar por las calles de la capital lisboeta. Bajo un sol de justicia, cinco grupos zamoranos desfilaron en la decimotercera edición del Desfile Internacional de Máscara Ibérica conformando una de las delegaciones españolas más numerosas del cortejo como muestra del rico patrimonio popular que atesora la provincia.

Ante miles de personas y con el termómetro rozando casi los treinta grados, el Atenazador de San Vicente de la Cabeza y El Pajarico y el Caballico de Villarino Tras la Sierra fueron las primeras mascaradas zamoranas en pasearse por la praça do Imperio junto al monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém.

Pocos pero bien avenidos, los veteranos Carnavales de Villanueva de Valrojo volvieron a estar presentes en el encuentro. Así, fieles a la cita, a la que solo han faltado un año desde su estreno, sus personajes volvieron a aportar ritmo, color y la emoción de sus trallas a un cortejo cuya representación zamorana cerraron los Diablos de Sarracín de Aliste.

Junto a ellos, los once debutantes del carnaval del Toro de Morales de Valverde. Tras quince años en el olvido y gracias al empeño de la asociación "Las Pozas", el Toro, el Torero, el Gordo, los birrias y el resto de personajes volvieron a escenificar la esencia de la recuperada tradición: "Antiguamente el Toro perseguía y asustaba a las chicas, yo me acuerdo que de pequeño te daba un miedo tremendo", recordaba Emilio Melgar, presidente del colectivo.

En este sentido, José Luis Prieto Calderón destacaba que "se están recuperando poco a poco algunas mascaradas". "Este tipo de acciones que también tienen su eco en los medios de comunicación incentiva a otras poblaciones a que busquen también sus orígenes", añadía.

Además de animar a los municipios a rescatar del pasado su patrimonio popular, el diputado de Turismo y Promoción del Territorio reconocía el anhelo del Patronato de Turismo de volver a participar en el encuentro internacional: "Teníamos ganas de volver porque ya habíamos estado en nueve de las trece ediciones que se han celebrado, esta es la décima en la que estamos y considerábamos que era una cita importante a la que no debíamos faltar más", sostenía.

Además, a fin de seguir promocionando una de las señas de identidad de la provincia, Prieto Calderón recordaba el proyecto en ciernes gestionado a través de Zasnet y de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza para lograr la declaración de las mascaradas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. "En estos momentos estamos realizando el proceso administrativo de la candidatura para poder llevar un catálogo adecuado que tenga posibilidades para prosperar", explicaba.

De forma paralela a la participación en el encuentro internacional, la Diputación de Zamora continúa mostrando su apoyo a este patrimonio popular con la subvención directa de 3.000 euros anuales al Zangarrón de Sanzoles y a los Carochos de Riofrío de Aliste, las dos mascaradas reconocidas de Interés Turístico Regional ausentes de la cita a la que que acudieron más de medio millar de participantes de una treintena de grupos de Portugal, Brasil o Irlanda.

De forma paralela al desfile, la Diputación de Zamora contó con un espacio de información turística en los jardines de la praça do Império junto al resto de stands participantes en la Muestra de las Regiones, escenario de actuaciones musicales, degustaciones culinarias, muestras de artesanía, exposiciones de fotografía y un sinfín de actividades que desde el pasado viernes muestran lo mejor del territorio hispanoluso.

Tras su regreso al Festival Internacional de la Máscara Ibérica, en el horizonte queda el encuentro que Zamora acogerá durante el próximo otoño con motivo de una nueva edición del festival de mascaradas en el que volverán a participar antruejos de Zamora y del resto del mundo en un legado compartido.