Latas en el lavabo, pis en el suelo y la papelera desbordada de papeles. Esa fue la desagradable escena que un ciudadano se encontró esta semana en los baños portátiles situados junto al Castillo. El lector lamenta la dejadez en el mantenimiento de las instalaciones y advierte de la mala imagen que su desatención proyecta sobre el sector turístico. De hecho, según él mismo apunta, varios visitantes que iban a entrar a los sanitarios se dieron la vuelta en su presencia sin hacer uso de ellos tras percatarse del estado en el que se encontraban.