La llamada del responsable de un punto de venta de bombonas de butano puso en alerta al dueño de la empresa distribuidora de gas butano y propano: el encargado de uno de sus almacenes situado en la provincia estaba comprando bombonas. Bastó una visita sorpresiva del jefe a la nave para comprender la inexplicable conducta de uno de sus más antiguos trabajadores, quien no pudo justificar los huecos de casi medio millar de bombonas que se habían esfumado. En número redondos, 45.000 euros.

El empleado, de iniciales C.M.R.V., acaba de ser condenado por el Juzgado de lo Penal por un delito de apropiación indebida de los recipientes a 8 meses de prisión y a indemnizar con 37.172,20 euros a la empresa que le había empleado durante años como repartidor y cuyo dueño había decidido nombrarle encargado del almacén por sus muestras de responsabilidad.

El jefe se mostró sorprendido al comprobar que el encargado llevaba un año extrayendo los recipientes para venderlos, tanto vacíos como llenos. La absoluta confianza que había depositado en el trabajador le permitía manejar la entrada y salida del producto a su antojo, sin ningún tipo de cortapisa y sin levantar ninguna sospecha, ya que el único control que se realizaba desde Zamora capital era a través del cotejo de las anotaciones que registraba en un libro de pedidos y con el que repasaba periódicamente con el dueño del negocio para determinar cuántas bombonas debían reponerse, cuántas se habían vendido y cuantas quedaban llenas, al objeto de reponer el producto. El propietario del negocio tenía su propio libro, en el que iba registrando los datos que le facilitaba el empleado y que, en el último año, no se correspondían con el volumen de recipientes almacenados.

Cuando la bola se hizo tan grande que el empleado no podía ocultar las bombonas que se había quedado, posiblemente para venderlas por su cuenta, decidió acudir a puntos de venta para comprar a título personal algunas que le permitieran ir tapando el engaño. Con lo que no contó fue con que alguno de esos clientes de la empresa se extrañara de que adquiriera bombonas siendo el encargado de un almacén de distribución y terminara por comentar el insólito comportamiento a su jefe.

La empresa interpuso una querella contra el empleado, que devolvió poco más de 8.000 euros, pero no hizo frente al resto de la deuda, que deberá afrontar ahora tras ser condenado por el Juzgado, después de que admitiera haberse quedado con las bombonas y accediera a cumplir la pena que el Ministerio Fiscal solicitó, tras llegar a un acuerdo con el acusado minutos antes del juicio.