Comenzó a pintar hace unos 20 años. Su acercamiento al mundo del arte fue a través de los grafitis y los sprays de una manera autodidacta. Diego Benéitez Gómez comenzó su andadura de una manera más formal a raíz de su contacto con el responsable de la Plaza de los Pintores, el fallecido Félix Matilla conocido artísticamente como "Femaca" para, alrededor de 2004, iniciar su acercamiento a la figuración, una senda en la que pronto encontró aquello que quería representar: el paisaje urbano, sus skylines, que pintaría en muchos certámenes de pintura rápida y luego de seca y donde cosechó reconocimientos y presencias en exposiciones que le introducirían en nuevos círculos.

Este joven artista, uno de los diez seleccionados en el Premio BMW de Pintura en 2015, ahora encara su desembarco en Europa de mano de una serie de galerías de arte. Un primer contacto ha tenido lugar fechas atrás en la Art Faire18 de Lausanne, Suiza, donde sus creaciones han tenido "una buena acogida según me ha trasmitido el galerista", explica el propio artista.

En cuestión de días el zamorano exhibirá sus cuadros en una feria en Londres. "Ha sido a propuesta de una galería con la que trabajo desde hace unos años y el público podrá ver piezas con línea de luz, paisaje blanco o skyline", comenta en su estudio de la capital al tiempo que menciona que en su calendario también aparece París en otoño. "Es un sueño porque cuando empecé a pintar me parecía todo complicado... desde hacer una exposición en Zamora. Gracias a los concursos de pintura rápida y a amigos me acabaron conocieron algunas galerías, pero la selección para los premios BMW me ha abierto muchas puertas" remarca.

Rodeado de sus obras más recientes y alguna todavía en proceso testimonia que "ha sido clave estar entre los seleccionados (del BMW), de hecho, el contacto con una galería de Colombia que también trabaja en Miami vino a raíz por ese premio".

Al hablar de su estilo, el artista lo tiene muy claro. "Tenía que hacer algo mío... tener mi propio lenguaje visual", logrado en panorámicas donde ahora combina la figuración y la abstracción y donde concentra en unos seis o siete centímetros, ya sea en la parte superior o en la inferior de la obra, muchísima información en una sucesión de gamas de negros y azules pintadas detenidamente lo largo de semanas. "Pocas veces lo sitúo en el centro. Tiendo al tercio superior o al inferior", especifica este hombre que también ha creado sobre papel. "Las características del soporte me brindan muchas posibilidades con técnicas mixtas, en algunas ocasiones rematadas con óleo, que, a veces, son un inicio de posteriores obras en cuadros".

Diego Benéitez gusta de "hacer algo honesto en cada cuadro, aquello con lo que me encuentro cómodo" y por ello cada obra pasa su particular test. Primero se acerca a la pieza y observa la parte figurativa, luego se aleja para cerciorarse de que responde a distancia y también la saca fuera de su estudio para verla con más luz natural.

Desde hace unos meses el artista está investigando en paisajes más primitivos que "podemos ver ahora igual que podían estar hace 7.000 años". "No quiero cambiar por obligación, sino porque me apetezca. Lo empecé a hacer porque me interesaron mucho unas cumbres de Noruega que son negras", agrega Diego Benéitez ante una de esas impresionantes montañas fruto de búsqueda de nuevos caminos artísticos. "Es una pintura mucho más raspada, es más sucia y de liberación. Lo hago con acrílico con mucha agua", describe consciente de que todavía no quiere exhibir estos cuadros. "Querría que protagonizaran una exposición más adelante.... también me gustaría hacer una monográfica en Colombia...". Un presente y un futuro cargado de proyectos.