La entrada de la mujer en las cofradías, sobre todo las de Semana Santa, que son las que más proyección pública tienen ha supuesto un largo camino en el que ha habido que superar muchas resistencias. Las Siete Palabras fue pionera en dar entrada a la mujer en una cofradía con caperuz, si bien durante muchos años quedó como único ejemplo de hermandad donde las féminas podían salir a cubierto.

Luego llegó Luz y Vida, que nació mixta y con caperuz y con el estatuto marco el resto de hermandades se vio obligada a adaptarse. La Cofradía de Jesús Nazareno, con sección de Damas de la Soledad logró sortear el asunto con un ardid, y se convirtió en cofradía mixta, pero con dos desfiles, uno masculino (Viernes) y otro femenino el sábado. El Vía Crucis, en la misma circunstancia, sin embargo, optó por facilitar la independencia de sus Damas de la Esperanza.