El obispo de Zamora ha valorado positivamente el desarrollo de la Semana Santa de este año que, aunque con menor implicación de la que ha tenido otras ediciones, ha seguido con interés, aún convaleciente de su transplante de riñón. "No la he seguido con el mismo protagonismo que otros años porque me he reservado bastante, sobre todo con las procesiones de la noche porque casi no he estado en ninguna. El culto de la Catedral ha sido el mínimo que he hecho porque todavía la intervención estaba reciente. Y por lo demás, muy bien".

Incluso este año, aprecia el prelado, se han dado menos conflictos en las fechas próximas a la Pasión, cuando es habitual que se desaten las hostilidades en las hermandades de la Semana Santa, sin que Gregorio Martínez encuentre una razón que lo justifique. Por fortuna, este año no ha ocurrido así. "Me he dado cuenta de una cosa, de que aunque yo estaba retirado por decirlo de alguna forma, pero no ausente, pues que ha sido una Cuaresma muy tranquila, no ha habido lo de otros años que parece que cuando llega la Cuaresma toca enfrentarse unos con otros. Este año creo que ha sido pacífico, que es lo que hay que hacer".