La hipertensión arterial lleva camino de convertirse en epidemia, con la repercusión que ello tiene en términos de mortalidad, enfermedad grave e incluso discapacidad. Por eso es tan importante conocer una enfermedad «que no duele» y solo da la cara cuando ya es demasiado tarde y que sin embargo, puede controlarse en gran parte con una sana combinación de dieta, ejercicio físico y, cuando es necesario, fármacos.

LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA inauguró precisamente ayer el primero de sus Foros de Salud con la hipertensión como protagonista, en una jornada celebrada en el salón de actos del Consejo Consultivo con gran éxito de público, en la que intervinieron tres especialistas en la materia: Jesús Grande Villoria, nefrólogo de Recoletas, que se ocupó de los conceptos básicos de la hipertensión arterial, Jesús Gallego García, profesor de la Escuela de Enfermería, que abordó el problema de la dieta y el internista del Hospital Universitario de Salamanca, José Pablo Miramontes González, Pablo Miramontes Gonzálezque se centró en la afectación de la patología en personas ancianas. Por parte del periódico estuvieron presentes el gerente, Carlos Zardaín, y la directora de Desarrollo de Negocio, Miriam Sánchez

La Jornada ha sido posible gracias al patrocinio de EspañaDuero y del Grupo Recoletas, representado en el acto por el responsable de la unidad de hipertensión, el doctor Juan Alfaro y el gerente del Hospital Recoletas, Óscar Iglesias. Este último destacó el compromiso del Grupo Recoletas para con iniciativas como la Jornada de ayer, de divulgación hacia la población de patologías importantes, como es en este caso la hipertensión. Y destacó la puesta en marcha de la unidad de hipertensión en el Hospital Recoletas, formada por un grupo interdisciplinar capaz de atender de forma integral las necesidades de cada paciente.

Y es que, como afirmaron los especialistas que intervinieron en la Jornada la hipertensión arterial puede ser causa de importantes problemas de salud ya que puede afectar al corazón, cerebro, riñones, ojos o los grandes vasos. La hipertensión se define como un aumento «anormal y permanente» de la presión de la sangre en las arterias que depende fundamentalmente de gasto cardiaco (el impulso del corazón) y de la resistencia de los vasos sanguíneos. Por encima de una tensión sistólica (la alta) de 140 y la diastólica (baja) de 90, o como se conoce popularmente, 14-9 se considera hipertensión y aunque no de síntomas «porque es una enfermedad silente», se debe controlar. De hecho la hipertensión es la tercera causa de muerte, tras los infartos y el cáncer, destacó el doctor Grande Villoria. «Uno de cada cuatro adultos tiene hipertensión y un de cada dos por encima de los 65 años».

El doctor explicó cómo hay varios factores de riesgo cardiovascular, algunos de los cuales no se pueden modificar, como el sexo, la herencia, la edad o los antecedentes personales, pero otros sí, como la presión arterial elevada, el colesterol, el consumo de tabaco y alcohol, el sedentarismo, la obesidad o la diabetes.

El 90% de la hipertensión es esencial, de causa desconocida, que es la más habitual, pero hay un 10% que es secundaria a algún otro problema de salud, relacionado con alguna patología renal, de los vasos, tumores o el consumo de drogas como la cocaína o la metanfetanima.

Jesús Gallego, profesor de la Escuela de Enfermería abundó en los conceptos básicos de la hipertensión arterial, si bien la parte más llamativa de su intervención consistió en un detallado análisis de los ingredientes de la dieta para evitar la hipertensión. Tras escucharle, los asistentes salieron con una idea muy concreta de lo que conviene y no comer para controlar esta enfermedad y convencidos de que las limitaciones son escasas, ya que prácticamente todo está admitido salvo embutidos, alimentos con sal o demasiada grasa o bebidas que contengan alcohol. Cereales, legumbres (cocinadas solas o con verduras, no como parte de guisos contundentes), frutas y verduras, hortalizas (cuidado con las zanahorias y prohibidos los espárragos en conserva, porque llevan sal), leche, huevos, carnes magras, pescados y mariscos, refrescos light, o café descafeinado son alimentos admitidos. Están prohibidos los cubitos de caldo concentrado, sopas comerciales, bacalao salado, salmón ahumado, caviar, conservas de pescado, embutidos (incluido del jamón de York, que a veces tiene más sal que el serrano), tocino, platos precocinados, patatas fritas comerciales, pizza y croquetas, queso (salvo el fresco sin sal), frutos secos con sal, manteca o aceite de palma, bollería industrial, carnes grasas, patés, mermeladas comerciales (sí se admiten las caseras) y ketchp y mostaza.

El internista José Pablo Miramontes interrogó a los presentes sobre su relación con la enfermedad, y resultó que buena parte de ellos eran hipertensos. «No hay que ver la tensión como un enemigo», dijo, aunque sí es necesario llevar un control de la hipertensión arterial, ya que hay gente que no se da cuenta de que la tiene elavada hasta que se le presenta un problema de salud. Señaló que las enfermedades del sistema circulatorio suponen el 29,2% de los fallecimientos y son la principal causa de muerte e incapacidad, y la hipertensión arterial está a la cabeza de los factores de riesgo, por lo que es de sumo interés «tener unos pacientes informados».

Precisamente los pacientes hicieron uso de la palabra al final de la conferencia para interrogar a los especialistas en aspectos como si es bueno o no el consumo excesivo de agua («hay que beber lo justo»), el «cambio de color» que apreciaba una de las asistentes en las piernas (se le recomendó una toma de tensión en la extremidad), o la detección de la hipertensión en la vista, que se logra con un fondo de ojo.