Imagínese que en un año todos los habitantes de Morales del Vino (que tiene 2.950 incluido su anejo Pontejos) se fuera de la provincia. Es el equivalente a lo que ha sucedido durante 2017, ya que la provincia ha perdido 2.860 habitantes aunque repartidos, naturalmente, por todas las localidades, según el adelanto del padrón a fecha 1 de enero de 2018 que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística.

La despoblación avanza a un ritmo galopante y no parece haber nadie capaz de cambiar el rumbo. Zamora es la provincia de la región que perdió más población, el 1,7%, seguida de León que se deja el 1,07% (aunque es la que más retrocede en términos absolutos, con 4.997 habitantes menos). En estos momentos la provincia ha perdido ya la barrera de los 175.000 habitantes y se queda con 174.554.

Mientras tanto Castilla y León perdió 18.151 habitantes en 2017, el 0,7% menos respecto al año anterior, con 2.407.650 personas empadronadas a 1 de enero de 2018, y se sitúa de nuevo como la comunidad española que más población restó, tanto en términos absolutos como relativos, y en contra de la tendencia al alza que presenta el país, con un aumento de población del 0,3% -126.437 personas más-, hasta alcanzar los 46,7 millones de habitantes.

La estadística plantea como factor diferencial entre ambas tendencias la presencia de extranjeros, ya que mientras España y las autonomías más dinámicas se apoyan en la llegada de migrantes para crecer en población, Castilla y León únicamente suma 591, el 0,5% , hasta alcanzar las 122.869 personas, lo que equivale al 5,1% del censo en esta Comunidad. En Zamora la población extranjera lejos de crecer incluso desciende y de hecho hay 143 menos (5.728 en total). De 248 municipios de la provincia sólo en uno la población extranjera es realmente significativa (está entre el 20 y el 25% del total), mientras en el resto lo más habitual es que no lleguen al 2,5%.

Estos nuevos datos poblacionales indican que de los 2.248 municipios existentes en Castilla y León, 2.003 tienen menos de mil habitantes, 222 tienen más de mil pero menos de 10.000, 14 tienen entre 10.000 y 50.000, cinco cuentan con más de 50.000 pero menos de 100.000, y únicamente cuatro superan los 100.000 habitantes: Valladolid, León, Burgos y Salamanca, las principales capitales.

En Zamora ocurre algo similar. Uno de cada tres zamoranos, el 35% de la población reside en la capital, un 10,4% en Benavente, el 5% en Toro y el 1,7% en Morales del Vino. Otra cuarta parte de la población (el 25,2%) vive en pueblos de entre 100 y 500 habitantes. El resto se reparte entre el 1,1% que habita aún en pueblos de menos de cien vecinos, el 11,5% en localidades de 500 a mil, y el 9,7% entre mil y dos mil residentes.

En Zamora la población está envejecida: la edad media está en 50,7 años (49,2 en el caso de los hombres y 52,1 años en el caso de las mujeres). Los habitantes de los pueblos de menos de cien habitantes de la provincia tienen una edad media de 62,2 años y si se amplía el abanico hasta los 500 vecinos, de 57,7 años. En la capital los vecinos son algo más jóvenes, con una edad media de 47,1 años. También están por encima de la media de esta edad las poblaciones de entre 100 y 500 habitantes (55,4 años) y los que tienen los empadronados en los pueblos de entre 500 y 1.000 habitantes (51,8 años).

Los datos de población por edad son también demoledores: el 30,5% de los habitantes de Zamora tiene más de 65 años (53.331 personas), incluidos 144 centenarios y 4.510 nonagenarios.