Acción Norte regresa a casa. Apenas cuatro días después de su llegada a Ventimiglia, la ONGD zamorana ha decidido abandonar la ciudad transfronteriza ante la tensa situación que se vive en la zona en los últimos días a raíz del desalojo de un campamento de refugiados.

El desmantelamiento fue llevado a cabo por parte de las autoridades italianas durante el pasado miércoles y desde entonces la presencia policial se ha reforzado dificultando las labores de las diferentes organizaciones que operan en el territorio. "Debido a la situación actual había un marcaje muy férreo por parte de la policía, el despliegue era tremendo para impedir cualquier tipo de actividad que facilite la vida a los refugiados, ellos quieren todo lo contrario: que los refugiados se disuelvan y que se marchen al sur de Italia", explica por teléfono el bombero voluntario Juan Carlos Delgado.

Ya en Vitoria, donde desempeña su labor profesional, Delgado justifica el regreso del camión de Acción Norte a España por "falta de seguridad" ante los constantes impedimentos para prestar el servicio de duchas, uno de los objetivos del proyecto: "Ha sido un tema bastante delicado, nos hemos movido por diferentes sitios a ver si nos daban permiso: hemos hablado con el cura, con el parque de bomberos, con los voluntarios del campamento gestionado por Cruz Roja... pero en cualquier lugar íbamos a tener problemas, temíamos que nos requisaran el camión u otro tipo de acciones que la ONG no se puede permitir", confiesa.

Ante esa incertidumbre, los voluntarios de Zamora y quienes estaban en terreno, el propio Juan Carlos Delgado e Iñigo Vergara, han decidido regresar por carretera a bordo del camión rojo aunque, inicialmente, esa no era la idea. "Nosotros ya teníamos cogido el billete de avión y un compañero iba a relevarnos en Ventimiglia, pero pasaban los días y seguía habiendo el mismo marcaje policial, desorbitado para la ciudad. Nuestra tarea principal era allanar el terreno para los que vinieran después pero les incomodaba nuestra presencia, si nos veían hablando con alguna persona de color no fallaba: nos paraban y nos pedían documentación. El ambiente no era seguro para prestar el servicio con garantías, era un mal momento", reiteran los voluntarios, quienes agradecen la "tremenda ayuda" ofrecida por otras oenegés y censuran la "nula colaboración" de las autoridades y vecinos del municipio.

Pese a no prestar el servicio de duchas, la entidad zamorana sí pudo llevar a cabo la primera parte de su misión: la entrega del material humanitario donado durante las últimas recogidas organizadas en la capital. Ropa, calzado, alimentos no perecederos, artículos de higiene personal, sacos de dormir y otros enseres fueron depositados en el almacén situado a las afueras de la ciudad que es utilizado por distintas asociaciones benéficas a fin de cubrir las necesidades básicas de los cientos de migrantes que campan sin rumbo por la ciudad.