"¿Quién soy yo?" es el título de la exposición conmemorativa del cincuenta aniversario de la muerte de León Felipe, inspirado en la pregunta que el poeta, traductor, conferenciante y farmacéutico zamorano se hizo a lo largo de su vida en diferentes producciones literarias. La muestra intentará, precisamente, "dar respuesta" a tal cuestión, a través de "documentos, fotografías y obras artísticas", de una "forma didáctica" y con "un diseño atractivo y muy visual". La pregunta es necesaria en este cincuentenario porque la figura del tabarés Felipe Camino quedó relegada, "aparcada", por una triple circunstancia. Primero, según explica el comisario de la muestra Alberto Martín Márquez, "el poeta abandona España el mismo año de la publicación de su primer libro, si bien es cierto que en sus posteriores visitas continúa siendo recordado". En segundo lugar, "su definitiva marcha de España durante la Guerra Civil provocó que sus obras fueran prohibidas en el país y su lectura, algo furtivo". Y por último, porque León Felipe "no puede encuadrarse en ninguna generación literaria concreta, lo cual ha impedido su agrupamiento con otros poetas, tal y como suelen estudiarse en las historias académicas. Eso no quiere decir que no se encuentre en sus versos préstamos del 98 o de la Generación del 27. La huella, por ejemplo, de Machado, Unamuno o Juan Ramón Jiménez es bien visible".

Hay una causa más de ese vacío informativo sobre Felipe. Desde la publicación de su iniciático "Versos y oraciones del caminante" en 1920 hasta el exilio definitivo en 1936, el "poeta errante" conquistó la fama. Sus versos se recitaban en la radio, en los teatros. Sin embargo, su marcha definitiva a México, o mejor dicho, su regreso a América durante la guerra civil, relegó la figura de Felipe Camino a un eco lejano para el gran público.

Así que, en esa labor de memoria, la exposición de Zamora y Madrid "caminará" con León Felipe por su complejo, apasionante, universo personal y literario, recorriendo sus cuatro grandes etapas vitales -España, Guinea, Estados Unidos y México- y episodios capitales de ese "viaje", como su compromiso personal con el país en el estallido de la Guerra Civil o la muerte de su mujer Berta Gamboa, que lo sumió en la depresión y lo empujó a intentar quitarse la vida.

La trayectoria del poeta zamorano estará marcada por interesantes conceptos que se repetirán a lo largo de su vida: el poeta viajero, el escritor "errante"; el inconformismo personal o el permanente cambio de planes, sus espantadas. Ya antes de cumplir los diez años había nacido en Tábara, donde su padre tomó posesión de la notaría, se había mudado a la localidad salmantina de Sequeros y, finalmente, se había establecido con su familia en Santander.

A la capital cántabra regresará, tras sus estudios en Madrid, para regentar una farmacia, después de que su padre lo hubiese prácticamente obligado a formarse en una profesión no deseada. Y un capítulo fundamental sucederá entonces, cuando el incumplimiento de las obligaciones económicas de la oficina farmacéutica acaba con Felipe Camino en la cárcel. Y con la libertad en la mano, cambiará la oscuridad de la prisión por los "bajos fondos" de Madrid, narra el comisario Alberto Martín: la bohemia o el arrabal de la literatura (magistralmente retratado por Juan Manuel de Prada), la prostitución, el hampa.

Un episodio catártico que le permite al zamorano asentar la cabeza, regresar al oficio de farmacéutico y, sobre todo, "caminar" hacia uno de los grandes momentos de su vida. Al borde de los años veinte del pasado siglo, un manuscrito de Felipe acabará en manos de Enrique Díez Canedo, uno de los más reputados críticos literarios del país, al que "puede considerarse el descubridor de León Felipe", señala Martín Márquez. La publicación de aquel texto es el bautismo del tabarés como poeta. Nace León Felipe, autor de "Versos y oraciones del caminante". Enero de 1920.

Cuando su poesía emerge, cuando es uno más de la tertulia literaria del Café Universal madrileño, Camino hace las maletas y se va. Cambia el aroma de los libros por una colonia española al norte de África, donde la mayor parte de la población es de raza negra y las chozas son las viviendas al uso: Guinea. Lo deja todo por ser administrador de hospitales, un cargo que solicita y acaba obteniendo. "Ahora sabemos por qué se marchó", expone enigmático el comisario, dejando en el aire uno de los múltiples arcanos a los que la doble exhibición dará respuesta.

La etapa africana es breve. Tanto como que el poeta aprovecha las vacaciones para volver a España... y, de nuevo, cambio de planes. El "sueño americano" que no dejaba de frecuentar la mente del zamorano acaba encontrando su oportunidad. Camino hace las maletas y embarca rumbo a México para después trasladarse a Nueva York. Corre el año 1923. Las personas con las que allí entrará en contacto darán un vuelco a su vida. Primero su esposa, la traductora mexicana Berta Gamboa. Después, escritores como Federico García Lorca, a quien ya conocía de las tertulias madrileñas. "La sintonía entre ambos fue tal, que muchos expertos no tienen claro quién influyó en quién", precisa Alberto Martín.

En América, León Felipe añadirá dos nuevas y cruciales facetas. Primero la de traductor. Los textos de Oscar Wilde, T. S. Elliot, Emily Dickinson, Walt Whitman y, sobre todo, Waldo Frank -con quien mantuvo una estrecha relación personal- pasarán por sus manos. Más adelante, una de las actividades que le reportaría mayores ingresos para sostener su maltrecha economía, la de conferenciante.

Pero la madurez vital de León Felipe sufrirá un nuevo giro en un guion un tanto enrevesado. Antes de establecerse definitivamente en México con su esposa Berta, León consigue una cátedra en la Universidad de Panamá. Es la oportunidad de abandonar la constante precariedad económica y conquistar la estabilidad. Es el año 1936. Acude a Panamá para tomar posesión? y estalla la Guerra Civil. Fiel al compromiso del "poeta con su país", Felipe no lo piensa dos veces: hace las maletas y regresa a España. En su famoso discurso "Goodbye Panamá", escrito para ser difundido en la radio, explicará los motivos atizando a diestro y siniestro. Escribirá: "Me vuelvo a mi patria porque nadie me dice lo que está pasando".

Ya en España, León se situará junto a los poetas de la República: Alberti, Neruda? o los escritores que se reúnen en Valencia contra el fascismo. Y de nuevo, un suceso clave cambiará su destino, sus planes. Es la lectura de "La Insignia" en Barcelona, una polémica alocución poemática en la que, esta vez, apunta al propio bando republicano, decepcionado por su conducta. Amenazado de muerte, Camino pone rumbo a Francia y, finalmente, a su casa: México. A León Felipe "no puede calificárselo como un poeta del exilio al uso", puntualiza Alberto Martín. De hecho, el escritor ya estaba fuera y regresa, recorre el camino inverso.

En México León encontrará su casa, emprenderá una ambiciosa gira como conferenciante por todo el continente y continuará escribiendo. Pero también hallará el dolor, el desconsuelo. Es el año 1957. Su compañera de viaje, Berta Gamboa, se marcha para siempre. León se sumerge en la depresión e incluso intenta quitarse la vida. Su estado alimenta los rumores de su muerte, solo acallados por un escrito de Camilo José Cela: "León Felipe no ha muerto". Lo hará finalmente en 1968. Hace ahora cincuenta años.