El invierno arrancó con Ana destrozando el alumbrado navideño y provocando desprendimientos en Zamora. Bruno despidió el año 2017 con rachas de viento de hasta 90 kilómetros por hora. Cuando llegó a Emma con la nieve, la ciudad se dio cuenta de que el envite no iba en broma. Gisele acabó con decenas de árboles en Valorio y Hugo ha sido quien ha trastocado la Semana Santa. Todas ellas han sido ciclogénesis explosivas y todas tienen un denominador común: los bomberos. El Cuerpo Municipal ha participado en 232 intervenciones durante el primer trimestre del año. Gran parte de ellas, provocadas por los temporales, borrascas y ciclones, conformando así uno de los inviernos más agitados para los profesionales.

Los Bomberos de Zamora han tenido que emplearse a fondo para paliar los efectos de las tormentas que han azotado sin descanso tanto la capital como la provincia en los últimos tres meses. Las llamadas "asistencias técnicas" han copado 93 de las 232 intervenciones y de ellas, la mayoría han sido ocasionadas por las ciclogénesis. Han sido actuaciones de retirada de objetos de la vía pública, limpieza de la calzada o colaboración con otros servicios para recuperar la normalidad. En este tiempo, además, se han producido 19 salidas para el saneado de edificios y otras dos para solventar inundaciones.

Todas estas actuaciones se completan con otras quince salidas de prevención, 31 de salvamento y rescates, cuatro aperturas de puertas y 70 incendios, de los cuales prácticamente la mitad han ocurrido en la provincia, lo que da esa cifra global que supera las doscientas intervenciones tan solo en el primer trimestre del año. Un parcial eminentemente marcado por las tormentas que cada semana dejan su rastro a lo largo y ancho de la capital.