El Foro de Educación de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA sobre el MIR docente, que se celebra este miércoles (17.00 horas, salón de actos del Campus Viriato) contará con la presencia de un experto en la formación permanente del profesor. José Alberto Hernández Gañán, jefe de Servicio de Formación del Profesorado de la Dirección General de Innovación y Equidad Educativa de la Junta de Castilla y León, formará parte de la mesa redonda para debatir sobre la necesidad del aprendizaje continuo de maestros y profesores para dar la mejor educación a sus alumnos.

-¿Cuál es su labor dentro del Servicio de Formación del Profesorado de la Dirección General de Innovación y Equidad Educativa?

-Trabajo con la directora general de Innovación y Equidad Educativa, que se divide en cuatro departamentos principales: Calidad y Evaluación, Becas y Ayudas al Estudio y Familia, Atención a la Diversidad y Equidad y, por último, Formación del Profesorado, Innovación e Internacionalización, que es donde yo desarrollo mi trabajo. Este departamento es el encargado de organizar, coordinar, dirigir y planificar toda la formación permanente del profesorado de Castilla y León.

-¿En qué organismos se apoya para llevar a cabo esta labor?

-Lo hacemos a través de los centros de formación de profesorado e innovación educativa, lo que se conoce como CFIE. Son ellos los que están a pie de obra en todas las provincias. Además, disponemos de otros tres centros autonómicos con carácter regional. Uno se centra en innovación y mejora, ubicado en Soria; otro es de integración de las TIC, que está en Palencia; y de Valladolid se dedica a idiomas e internacionalización. Los tres se encargan de organizar formación con carácter autonómico para toda la comunidad y de planificar y diseñar actividades formativas que, aunque luego no lleven ellos directamente, le pasan el testigo a los CFIE provinciales, que se convierten en los encargados de llevarlo a la práctica en sus respectivas provincias.

-¿Es la formación permanente un aspecto que tiene que mimarse mucho más en el que caso de los docentes que en otras profesiones?

-Creo que es algo a tener en cuenta en todas las profesiones, pero quizá más en nuestro caso, porque son ellos quienes, en definitiva, a través de los colegios e institutos, tienen que formar a los ciudadanos del mañana. Les abren la mente para que aprendan a aprender, para labrarse su futuro, para construir su personalidad. Todo ello, evidentemente, con la inestimable ayuda de las familias. Así que, si nuestros profesores no están al día y no están preparados ni capacitados mal podríamos desarrollar esa labor. Por lo tanto, si hay un elemento fundamental y básico en la formación para que nuestros alumnos reciban la mejor educación para la sociedad en la que les toca vivir, ese es el papel del profesor.

-¿Qué aspectos no hay que perder de vista para desarrollar esta formación?

-El modelo de formación que tenemos del profesorado pivota sobre cuatro grandes ejes. Por un lado, desarrollamos las competencias profesionales de los docentes que ya están definidas y establecidas en cuatro grandes grupos: la competencia del saber científico y pedagógico, la competencia del saber hacer, es decir, cómo trabajar metodológicamente y didácticamente, atendiendo a la diversidad y a la equidad de todos los alumnos que hay en clase; la competencia de saber relacionarse con el entorno, tanto con otros alumnos como las familias, lo que se refiere a competencia social relacional y, por último, la competencia emocional de trabajar en un grupo. Y es que los profesores, y eso es algo que vamos cambiando poco a poco, no trabajan solos, sino en grupos, en centros. Forman parte de una organización educativa, que es la encargada de formar al alumno y trabajar con él.

-¿Y el resto de los ejes qué trabajan?

-El segundo eje se centra en plantear la formación como una formación de desarrollo profesional continuo, o sea, a lo largo de toda la vida docente. Evidentemente, hay que estar al día y ahora incluso nos encontramos trabajando en anticiparnos a los cambios, que se basa en hacer una prospectiva para saber lo que va a llegar, cuáles son las nuevas tendencias. A partir de ahí hay que ir formando al profesorado en esas tendencias y cambios para que se adapte mejor y para que pueda preparar mejor a sus alumnos. El tercer gran eje es que todo se realice en el lugar de trabajo, en el centro educativo. Además, los planes de formación tienen que estar vinculados a los planes que tiene el instituto y a la realidad que vive el claustro de profesores. Por último, el cuarto eje es que todo esto lo hacemos con el ánimo de ir evaluando, innovando y buscando en definitiva la mejor formación posible en cada momento para nuestros profesores. Pero siempre pensando que el fin último es la mejor educación de nuestros alumnos, que es lo que no debemos olvidar. Formamos a los profesores para que sean los mejores docentes y aporten y lleven la mejor educación para sus alumnos.

-¿La formación del profesorado se vuelve más urgente en la actualidad, con la revolución educativa que se está viviendo?

-En todos los momentos es importante la formación del profesorado, pero la realidad que estamos viviendo en los últimos veinte años, que provoca cambios tan bruscos, acelerados, radicales e inmediatos, hace todavía más necesario e importante que el profesorado esté permanentemente actualizado. El utilizar dispositivos móviles en las aulas, por poner un ejemplo, hace cinco años no existía y hoy es lo más normal. Dentro de dos años no sabemos lo que vamos a tener tecnológicamente y nuestro profesorado se tiene que preparar para ello. De hecho, estamos formando a nuestros alumnos ahora mismo y todavía no sabemos cuáles van a ser la profesiones en las que van a trabajar en un futuro.

-¿Y cómo se puede trabajar con esa incertidumbre?

-Hay que centrarse sobre todo en su capacidad para estar abiertos, aprender a aprender, innovar, trabajar en equipo y en un mundo globalizado, independientemente luego del trabajo que vayan a desarrollar, muchos de los cuales ni quiera existen todavía. Y esa es la línea en la que tenemos que formar también a nuestros profesores, por eso esta inmediatez de las cosas hace más necesaria la formación, aunque también hay que reflexionar sobre ella. No se trata solo de afrontar los cambios de forma inmediata, sino que también hay que pensar, reflexionar, pararse y saber hacia dónde queremos avanzar.

-¿Qué beneficios tiene para los estudiantes el contar con docentes permanentemente formados?

-Creo que cuenta con todos los beneficios. Cada uno se acuerda en el colegio de sus maestros y profesores. Que nuestros alumnos cuenten con los mejores profesores, con los mejor preparados, los más capacitados, entusiastas e ilusionados, redunda en beneficio primero del propio profesor, que va a trabajar muy a gusto, segundo del centro, porque va a proporcionar a los alumnos la mejor educación posible y por último a los propios alumnos. Cuando los estudiantes ven que su profesor está a gusto, que disfruta y trabaja con ellos, les anima a trabajar más, aprender más y desarrollarse mejor. Además, en última instancia, la mayor satisfacción para una familia es que su hijo o hija vuelva contento y satisfecho del colegio. Si conseguimos ese nivel de satisfacción creo que estamos dando respuesta a lo que pide la sociedad, que es que los colegios e institutos den la mejor educación a sus hijos. Y para eso, un elemento clave y fundamental son los profesores y su preparación y formación permanente.