Algo menos de gente que en ediciones anteriores, pero normalidad absoluta entre los jóvenes que acudieron a divertirse a la Politécnica, la mayor fiesta universitaria de Zamora, que solamente se empaña por los habituales excesos causados por el alcohol cuando se consume con más avidez de la debida.

A la hora de cierre de esta edición no había datos oficiales definitivos, pero según las estimaciones recabadas de distintas fuentes, siempre oficiosas, habrían participado en la fiesta en torno a 2.500 personas. Los servicios de Cruz Roja, que desplegaron hasta 28 personas en el operativo de atención a las urgencias que se pudieran presentar habían atendido hasta las ocho y media de la tarde a 42 personas, una treintena de ellas por intoxicaciones etílicas y el resto por torceduras o traumatismos. Nada, en todo caso, fuera de lo que suele ser habitual en una fiesta de este tipo cuando muchos de los participantes no regulan bien el consumo de alcohol y las aglomeraciones propician que se produzcan algunos golpes. A la hora de cierre de esta edición, sin embargo, no se tenía noticias de que hubiera habido peleas o reyertas que pasaran a mayores.

La cifra de intoxicaciones y atendidos, eso sí, seguirá aumentando con respecto a las cifras que ofrece este diario hasta que hacia las diez de la noche concluyera la jarana, ya que Cruz Roja seguía ateniendo gente sin parar.

El cambio de fecha de la Politécnica, unido a las desapacibles jornadas de lluvia y viento que han precedido a la fecha de la fiesta han podido influir en que la participación se haya visto mermada, aunque al final la jornada, sin ser primaveral, tampoco salió de todo desapacible.

Los disfraces y las ganas de diversión, no obstante, fueron las principales protagonista entre los jóvenes llegados de Zamora y otras provincias limítrofes, como atestiguaba la hilera de autobuses que se alineaba en los aparcamientos del Ruta de la Plata, lugar de celebración de una fiesta que poco a poco se ha ido profesionalizando y ahora organizan hosteleros de la ciudad.