Recién llegado de Alemania a Madrid, donde reside, el contratenor argentino Franco Fagioli atiende la llamada de LA OPINIÓN-EL CORREO. El cantante, en estado de gracia y con una gira por España a la vista que incluye a Zamora entre sus paradas, habla de su carrera como contratenor, de la figura de Handel y de su participación en el Pórtico de Zamora, en la actuación estrella del sábado por la tarde.

-¿Cómo afronta este regreso a España?

-He trabajado mucho más en el exterior que en España. La posibilidad de iniciar una gira por el país me hace mucha ilusión, mi parte española tira también.

-Se inició en el mundo del canto siendo niño. Cuéntenos cómo fue aquello.

-Comencé cantando en coros de niños, después me aboqué al estudio del piano en el conservatorio y mi dedicación final al canto vino después, cuando descubrí la voz del contratenor.

-Usted es argentino, de ascendencia italiana y española. Curiosa mezcla, ¿verdad?

-Tengo una parte española, de Cantabria, a través de mi abuelo materno. En realidad, nací en la provincia argentina de Tucumán, a más de mil kilómetros al norte de Buenos Aires. En su momento, mi abuelo, italiano, se fue a Argentina, nació mi madre, después yo… y de ahí la ascendencia italiana y española.

-Actualmente reside en Madrid, ¿ha encontrado aquí su casa?

-Totalmente, soy madrileño de adopción. Cuando reflexioné sobre dónde establecer mi sede para desarrollar mi carrera de canto, opté por España.

-¿Y cómo fue el descubrimiento de su faceta de contratenor?

-Por casualidad. De niño, tuve una buena experiencia como solista en los coros. Luego, tuve la posibilidad de cantar la flauta mágica de Mozart… Pero fue tocando el piano en la interpretación del Stabat Mater de Pergolesi como descubrí mi faceta de contratenor. Para conocer mejor la obra del compositor italiano, fui a comprar un disco. Cantaba una soprano y al escuchar la parte de alto, no me daba cuenta de que no era una mujer, sino un hombre. Al apercibirme, noté que yo podía alcanzar ese registro jugando con la voz. Y entonces tomé la decisión.

-Existen ejemplos curiosos de contratenores a lo largo de la historia, como el de Carlo Broschi, el célebre «Farinelli» italiano del siglo XVIII. Sin embargo, la figura del contratenor no se ha vuelto a poner de moda hasta hace unas pocas décadas…

-Contratenores ha habido siempre, incluso en la época de Handel, aunque han estado más o menos de moda. En los años 50 hubo un resurgimiento, con cantantes como Alfred Deller o Rene Jacobs. Hasta hoy, por fortuna, se ha producido un gran desarrollo técnico y de visibilidad, lo cual es maravilloso. Que los contratenores comenzaran a cantar en las épocas fue un paso muy importante. Hoy ya no es raro.

-Supongo que la gente cuando escucha su voz tiene la misma extraña sensación que cuando usted escuchó aquel disco de Pergolesi, ¿no le preguntan cómo un hombre puede producir una tonalidad más propia de la mujer?

-Lo que espero es que la gente se maraville como lo hice yo. Básicamente, existe un estudio técnico de la voz: todos los hombres tenemos una de pecho, más grave, y otra de cabeza. No todo el mundo puede ser contratenor, pero se puede estudiar y formar, como un tenor o un bajo.

-¿Cuál es la pieza por excelencia para el lucimiento del contratenor?

-Es indudable que Handel ha escrito obras para el completo lucimiento del contratenor, es una música hermosa que va directa al corazón. Cualquier especialista que se acerque a este repertorio se va a encontrar un mundo maravilloso. Handel es, un poco, una especie de «papá» del contratenor.

-Acaba de grabar un nuevo disco, precisamente sobre Handel, con el prestigioso sello Deutsche Grammophon, ¿cómo se siente con la apuesta de la discográfica alemana por usted?

-Es una colaboración muy feliz. Nunca Deutsche Grammophon había fichado un contratenor antes… así que imagínese. Hemos hecho una ópera completa, el álbum de Rossini y ahora este de Handel, con una selección de arias que han marcado momentos importantes de mi carrera.

-¿Ha tenido libertad para escoger las arias que le gustaban?

-Totalmente. Es un trabajo conjunto. He tenido libertad, pero si trabajo con un equipo como el de Deutsche Grammofon me dejo aconsejar tranquilamente.

-Un trabajo grabado con la orquesta Il Pomo d’Oro, donde usted ha actuado como cantante, pero también como director, ¿puede explicarlo?

-He explicado varias veces que soy una especie de director encubierto. En Argentina ya he trabajado como director y no descarto volver algún día a este papel. En el caso de Handel, ha sido una situación óptima, en la que he intentado emular la situación original de estas óperas, donde no existía un director, sino solo un moderador de la orquesta. Aquello incluía además una particularidad, los músicos se sentaban mirando al escenario, de espaldas al público. Ahora esto ya no sucede. Las arias no son muy largas, es un formato accesible, cada una necesita una ambientación y ese ha sido el trabajo de dirección.

-¿Cómo van a adaptar ese espectáculo a una sala como es la iglesia de San Cipriano?

-Habrá arias de ópera y conjuntos instrumentales. Será una noche de disfrute musical, el objetivo de un concierto.

-Los expertos dicen que en espacio reducido se disfruta más de este tipo de actuaciones…

-Espero que así sea. Personalmente, cuando doy un recital intento crear un ambiente de intimidad con el público.

-Estos conciertos, desde que actuó en el Teatro Real, le están dando la oportunidad de recorrer España, ¿era este su objetivo?

-Sí, claro. No he trabajado mucho en España. Es mi segundo país y estoy muy contento por ello. La actuación en el Teatro Real fue maravillosa y ahora tengo conciertos en varias ciudades españolas.

-En Zamora, la mente está puesta en el director Jesús López Cobos, fallecido hace solo unos días. ¿Es necesario reivindicar la figura del director de orquesta?

-He estado muy pendiente del fallecimiento de López Cobos. Cada ser humano aporta su propio talento. En el caso de los directores, depende de la época. En el pasado, no existía la figura del director de orquesta como la entendemos hoy. Eso de mover las manos delante de los músicos nació en el siglo XVIII. Actualmente, cuando más imbuidos del repertorio que interpretan, mejor. Al final, el director es una persona que está haciendo música, es un músico moderador encargado de unir muchas almas para lograr un resultado.

-¿Qué opinión tiene del Festival Pórtico de Zamora, un ciclo pequeño en medio de las dificultades que rodean el mundo de la música?

-Un aprecio y un respeto muy grande hacia este tipo de eventos, que colaboran en la difusión de la cultura. En mi caso personal, es un orgullo poder participar.