En el hipotético caso "que esperemos nunca sea real" de que se produjera algún atentado yihadista en la provincia de Zamora entrarían en acción los mecanismos de respuestas, y dentro de ellos un órgano fundamental, que es el Centro de Coordinación, cuya sede física estaría situada en la Comisaría Provincial del Cuerpo Nacional de Policía, presidido por el propio subdelegado del Gobierno.

Estaría integrado por el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, el comisario provincial de la Policía Nacional, el jefe de la Policía Local y representantes de la Junta de Castilla y León. Cada uno de estos cuerpos tendría su misión concreta en relación con el suceso que se pudiera producir. Así, según dijo García Bermejo, la labor de la Policía Nacional ante un hipotético ataque yihadista sería la de la investigación del incidente, la Policía Municipal se encargaría de gestionar la incidencia y el control del tráfico y la Guardia Civil sería la encargada de cerrar el círculo para evitar que escapen los autores, mediante anillos concéntricos en las afueras de las localidades o los límites provinciales que permitieran dar con los autores de los hechos. El Plan prevé incluso la coordinación con otras provincias y con las policías de la vecina nación portuguesa para dar con la identidad de los autores. Se trata de medidas generales, sin que Zamora sea un especial objetivo de los terroristas.