Luciano López acaba de publicar un nuevo libro sobre Miguel Delibes, autor al que ha estudiado en profundidad. En "Un paseo por los mundos de Delibes", publicado por Catarata y la Fundación Miguel Delibes, ahonda en las distintas vertientes que conforman el universo del autor de "El camino", "Los santos inocentes" o "El hereje".

-En "En torno a las palabras de Delibes" profundizaba en el vocabulario que el escritor utilizaba sobre la caza o la labranza para ahora abordar, en breves ensayos, aspectos muy distintos del universo del autor vallisoletano.

-El otro era un glosario, mientas que en este volumen hago mención a cuestiones literarias y confiero mucha importancia a los libros ensayísticos, de memorias, de viaje o de caza.

-Facetas fundamentales para conocer en profundidad a Delibes.

-Efectivamente son muy importantes porque completan la visión literaria que da él en sus novelas y, sobre todo, te ayudan a comprenderlas mucho mejor.

-¿Qué le impulsa a escribir estos ensayos de la vida y de la obra literaria del vallisoletano?

-Cuando escribí el anterior libro sobre Delibes tuve que releerme toda su obra. Durante esa lectura fui tomando notas que he ido reelaborando con posterioridad y que han dado lugar a "Un paseo por los mundos de Delibes". Para él es muy importante el campo o la naturaleza. Él es consciente de que viajamos también con las perdices y las liebres porque Delibes es uno de los primeros ecologistas. De alguna manera recoge muy bien el ambiente provinciano, de ciudades como Valladolid o Zamora, y también el ambiente de los pueblos. A través de él podemos entrar en contacto con una agricultura tradicional que ya no tiene mucho que ver con la de ahora y que sería muy bueno que las nuevas generaciones descubrieran.

-También fijó su atención en los problemas del medio rural.

-Él hacia una denuncia de la España que se estaba vaciando, que en Zamora sabemos desgraciadamente de qué se trata. Él desde muy pronto estuvo muy preocupado por el abandono de la cultura rural que decía que no había sido sustituida por otra cultura, lo que dejaba al hombre un poquito huérfano.

-En el libro dedica algún ensayo a la relación de Delibes con la literatura.

-Delibes no era un hombre literariamente aislado. He ido señalando contactos con la literatura clásica española, concretamente "377A, madera de héroe" presenta muchos ecos del Quijote, por lo que establezco una comparación entre el héroe de Delibes y Alonso Quijano. Además, también hago correspondencias con la obra de San Juan de la Cruz y la de Jorge Guillén o Jiménez Lozano. Delibes bebe de la cultura tradicional, de la cultura del campo y al mismo tiempo tiene paralelismos, que no tienen por qué ser influencias, con el humanismo español del Siglo de Oro y con autores contemporáneos a él, como Jiménez Lozano con el que trabajó en El Norte de Castilla.

-La faceta de Delibes relacionada con la prensa. ¿Tiene cabida en el volumen?

-Sí, aparecen cosas sobre el Delibes periodista, pues en muchas ocasiones sus ensayos son la recopilación de artículos periodísticos que veían la luz en distintos diarios nacionales. También abordo la capacidad que tenía Delibes, a mi juicio, para reproducir la cadencia y la musicalidad del lenguaje coloquial, es decir, la poesía que se encuentra dentro de la palabra hablada. En el lenguaje que se utiliza en Castilla supo captar la musicalidad. Umbral consideraba que las novelas de Delibes eran muy poéticas.

-¿Fue un hombre avanzado a su tiempo?

-Sin duda. Miguel Delibes desarrolló unas consideraciones de corte ecológico y sobre la conducta de los animales que ahora han asumido muchos grupos, de alguna manera él las había anticipado. Para la gente de mi generación tanto él como Félix Rodríguez de la Fuente, con quien trabajó Miguel Delibes de Castro, abrieron los ojos a la ecología, al respecto por el medioambiente y Delibes, la consideración por el medio rural que ahora también está siendo reivindicado cuando ya no sabemos si tendrá remedio.

-¿Desvela algunas facetas menos conocidas del escritor?

-En el libro también se encuentran facetas poco estudiadas del escritor como su alabanza a la cocina tradicional de Castilla y de los vinos de la región, o como su interés por fenómenos que, todavía, no pueden ser explicados de una manera racional, lo que, en ocasiones, le acercan al realismo mágico.