El pasado jueves 15 de febrero se cumplió exactamente un año desde la dimisión de Braulio Llamero como secretario general de Podemos Zamora. Desde entonces, la formación morada ha sido incapaz de sustituir a su cabeza visible y el partido ha tenido que lidiar con la refundación impulsada en Vistalegre II sin una persona concreta a los mandos. Durante este tiempo, la figura de Fernando Martos ha emergido en forma de portavocía del Consejo Ciudadano. No obstante, este órgano ya ni si quiera esta legitimado para llevar el timón, puesto que su mandato expiró a principios de 2018. A continuación, el relato desde las entrañas de Podemos Zamora sobre el pasado, presente y futuro del partido en la provincia.

Vistalegre II. El punto de partida, apuntan fuentes internas de Podemos Zamora, hay que situarlo en el congreso de Vistalegre II. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón escenificaron lo que ellos llamaron la "unidad" del bloque de izquierda nacido para desbancar del poder al Partido Popular, pero la realidad fue que desataron una tormenta entre "pablistas" y "errejonistas" cuyos relámpagos llegaron hasta esta provincia. Iglesias se hizo con el control total del partido aquel 11 de febrero de 2017. Cuatro días más tarde, Braulio Llamero anunciaba su dimisión de la Secretaría General de Podemos Zamora.

Salida de Braulio Llamero. El principal rostro visible de la formación morada en la provincia dejó el cargo de secretario general tras alegar "agotamiento y causas personales". Solo dos meses y medio más tarde, a principios de mayo, se confirmó su presencia en la lista de Pablo Fernández para el Consejo Autonómico del partido, donde ahora ejerce como responsable de organización. La realidad es que la marcha de Llamero tuvo como telón de fondo las desavenencias internas generadas tras Vistalegre II, que se unieron a las ya existentes con el grupo de anticapitalistas. Esa fractura afectó a lo que, hasta entonces, había sido una parte fundamental del núcleo duro del partido. El posicionamiento político del líder provincial chocó con la postura de personas con mucha ascendencia, como Javier Iglesias y las subidas de tono, no directas, pero sí dentro del entorno, se convirtieron en una situación habitual, tanto en los chats virtuales como en las reuniones. La cuerda acabó rompiéndose.

Portavocía de Fernando Martos. "Reunido el Consejo Ciudadano por motivo de la dimisión del hasta ahora secretario general, se ha decidido que sea el propio Consejo el que asuma la dirección de Podemos Zamora, para lo que está legitimado". Con este escueto comunicado, la formación anunciaba a día 19 de febrero de 2017 que nadie iba a sustituir a Braulio Llamero, aunque en el mismo texto se elevaba a Fernando Martos a la categoría de portavoz. Sin un primer espada, los morados han funcionado durante este último año a través de una gestión conjunta. Desde dentro del partido aseguran que no ha cesado la actividad y que las reuniones de trabajo tienen periodicidad semanal. Para el ciudadano, no obstante, Podemos Zamora ha sido una formación "en paro" que apenas ha tenido visibilidad en un año en el que sus competidores electorales han puesto toda la carne en el asador.

Conflicto con los círculos. La estructura organizativa de Podemos es difícil de entender, en ocasiones, hasta para sus propios responsables. El nuevo escenario surgido tras Vistalegre II obligó a una homologación de los círculos que, en el caso de la ciudad, terminó con uno solo en pie, el que hasta entonces era el de Zamora centro y que ahora ha perdido ese apelativo para llevar tan solo el nombre de la capital.

El Consejo Ciudadano, extinto. A principios de enero, el Consejo Ciudadano de Podemos Zamora dejó de funcionar como órgano competente. De hecho, con esta fórmula, no existirá más en la ciudad. Los núcleos con el tamaño y el número de afiliados de la capital contarán con un Espacio Municipal Unificado, del que se elegirá un líder y un grupo de representantes que se encargará de ejercer como parte ejecutiva de la organización. Eso sí, para que surja este nuevo grupo, los estatutos exigen un proceso electoral al que concurran, al menos, un hombre y una mujer. De no ser así, el grupo ahora encabezado por Fernando Martos continuaría llevando a cabo su labor sin necesidad de elecciones internas.

Futuro electoral. "Si hay una cosa que es segura es que Podemos se presentará a las próximas Municipales". Así de claro lo tiene Braulio Llamero que, como secretario de organización en Castilla y León, participará de forma activa en el proceso. En el caso de Zamora, la idea es acudir "sea solos o acompañados" y, con esta idea en la cabeza a quince meses vista, las conversaciones con otras formaciones de izquierdas ya están en marcha. El objetivo es "agrupar a las tribus dispersas", no solo en la capital, sino en el resto de la provincia. La creación de una candidatura de coalición en un buen número de municipios facilitará un hipotético acceso a la Diputación y, para ello, Podemos estaría dispuesto a renunciar a su marca.

Izquierda Unida: sí o no. El secretario general de Podemos Castilla y León, Pablo Fernández, ha propuesto mil y una fórmulas para sumarse a Izquierda Unida en las próximas elecciones municipales de cara, ha asegurado, a "mejorar los resultados de la izquierda en el Ayuntamiento de Zamora". Francisco Guarido, sin embargo, ni se plantea escuchar ofertas antes de los comicios y tan solo estudiará un posible pacto si es con la etiqueta de "postelectoral". Los morados, pese a su insistencia, saben que no lograrán la confluencia con IU. Es más, desde dentro de Podemos dan por hecho que Garzón dejará a Guarido ir en solitario, se haga lo que se haga a nivel nacional. Ante esta situación, y conscientes de que el nombre de Podemos "puede asustar", el futuro pasa por buscar una fórmula alternativa y con garantías.