El zamorano Raúl Álvarez del Río que asesinó a su exnovia dominicana de 32 años y a su hija de nueve años cumplirá finalmente 20 años de prisión, al confirmar el Tribunal Supremo la condena a 32 años, es decir, la sentencia dictada por Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Madrid que reducía en 4,5 años la pena de cárcel emitida por la Audiencia de Madrid, tras admitir el recurso del abogado de la defensa, el zamorano Raúl Alonso Domínguez. El Supremo rechaza con su resolución los recursos presentados por la madre de la joven deminicana y por la abuela paterna de la menor de edad, ambas ocultas por el joven zamorano en un pozo de una finca de la localidad zamorana de San Vicente de la Cabeza, a donde arrojó los cuerpos después de maniatar a las dos víctimas y seccionarles la cabeza.

La Sala del Supremo confirma, pues, la calificación como homoidio de la muerte de la exnovia del zamorano, con lo que la pena se queda en 14 años de cárcel en lugar de los 18 que imponía la Audiencia Provincial de Madrid. Asimismo, reduce en medio año la pena de cárcel por el asesinato de la niña, calificación que mantienen los magistrados del TSJ de Madrid por la imposibilidad de la menor de defenderse de la agresión, tanto porque la cogió por sorpresa como por la diferencia física entre el agresor, el joven zamorano, y la víctima de 9 años, crimen por el que la Audiencia de Madrid había impuesto 19 años de reclusión al imputado.

Los hechos ocurrieron el 29 de junio de 2014 en una vivienda de la calle Sancho Panza de Madrid donde vivían las víctimas los fines de semana y en vacaciones. El condenado cogió por el cuello a su pareja y la asfixió hasta provocarle la muerte. La niña oyó ruidos y se acercó a la habitación donde encontró a su madre sin sentido. Al percatarse de su presencia, el acusado mató a la menor. Al día siguiente, trasladó los cadáveres en su coche hasta San Vicente de la Cabeza (Zamora), donde sus padres tenían algunas tierras, además de una vivienda. Una vez allí, arrojó los cadáveres a un pozo en desuso, difícilmente visible y apartado de las vías principales, según los hechos probados.

Cinco meses más tarde, el 24 de noviembre de 2014, el acusado, que había declarado como testigo ante la policía que desconocía el paradero de su pareja y de la hija de ésta, fue detenido y reconoció las había matado y que había arrojado sus cadáveres a una alcantarilla en la Dehesa de la Villa (Madrid). Los cadáveres no fueron localizados en el lugar indicado por el acusado, que fue trasladado a San Vicente de la Cabeza (Zamora), donde confesó que había arrojado los cuerpos al pozo en el que, finalmente, fueron encontrados.