Rebeca Sala es uno de los actores que hoy hacen posible la representación de "Orlando" en el Teatro Principal.

-Usted encarna a "Orlando" el personaje principal de la adaptación del texto homónimo que escribió Virginia Woolf.

-Es un personaje muy interesante, en cuando me lo ofrecieron dije que sí (risas). Es un personaje que pasa por distintas épocas, que es hombre y que es mujer, niño y adulto, que se encuentra con muchos personajes y al que le suceden muchísimas cosas en la hora y media de función.

-¿Cómo ha preparado este personaje que tiene tantas aristas?

-Es muy complejo y hemos llevado a cabo un exhaustivo proceso de ensayos. La obra nace a partir de una novela y el planteamiento que nos hizo la directora, Vanessa Martínez, es ir leyéndola por partes para comprender bien el texto y a su autora. Hacíamos una lectura por capítulos y en el ensayo poníamos en común lo que nos había parecido y a partir de ahí teníamos que llevar a cabo una serie de ejercicios e improvisaciones que nos indicaba. Mediante este trabajo fuimos conformando los personajes durante unos cuatro meses. Luego tuvimos una prueba con público en la que mostramos la mitad de la obra, sin vestuario ni escenografía, a fin de comprobar el "feedback"... Ha sido un proceso muy extenso y la reacción de público está siendo maravillosa.

-¿Qué está suponiendo este personaje para usted?

-Es un verdadero regalo porque es un papel protagonista con muchos registros, con una compañía que atesora una trayectoria de 15 años con obras muy potentes, algunas de las que ha sido nominada a los premios Max. Es una oportunidad también por los compañeros de los que estoy aprendiendo mucho.

-Y sus compañeros de reparto dan vida a muchos personajes.

-Cada uno de ellos interpreta a muchos personajes, a unos 30 personajes entre ellos cuatro, que están muy bien planteados. Durante casi toda la representación estamos todos sobre el escenario haciendo de todo, desde bailando hasta luchando. Además, la música es un elemento muy significativo porque va marcando las distintas épocas. La han escrito y grabado para la obra y consigue una mayor intensidad dramática.

-Desde su punto de vista el mensaje más significativo que lanza esta adaptación sería?

-En mi opinión el mensaje feminista porque cuando Orlando pasa de ser hombre a ser mujer hay una crítica fuerte a lo que la fémina de esa época tenía que hacer por el hecho de ser mujer, un mensaje que sigue totalmente de actualidad, de ahí que tuviera tantas ganas de representarlo y porque se ha puesto en escena en muchos países menos en España.

-En los Goya se reivindicó la importancia de la mujer en el séptimo arte. ¿Es también necesaria una mayor presencia femenina en el teatro?

-Sí, en todos los escalafones y creo que es algo que sucede en casi todas las profesiones. Los altos cargos están ocupados por hombres, algo que viene siendo así desde hace muchos años. En la mente siempre tenemos el nombre de hombres directores y directoras quizá podemos recordar a dos o tres. Además, creo que cuando una directora intenta despuntar se le pone todo mucho más difícil para que sus proyectos lleguen a buen puerto. Deberíamos apostar por las mujeres porque en las escuelas de arte dramático siempre hay más mujeres que hombres en todos los departamentos, desde dramaturgia hasta escenografía. No tiene sentido que una cosa sean los números y otra el mercado profesional.

-Tampoco se corresponde el número de textos para la cifra de actrices.

-Efectivamente. Somos muchas más actrices que actores y no solo es la cifra de papeles que se da a cada sexo sino la importancia que tienen los roles femeninos o qué presencia tienen las mujeres en los proyectos. La mayoría de textos clásicos son protagonizados por hombres y son personajes muy ricos y a día de hoy si escribe una mujer existe una mayor equidad.

-Y para que eso sea lo más extendido?

-Tienen que jugar un papel las instituciones y la educación. Tenemos entre todos valorar el trabajo sin más, independientemente de quien lo realice. Es lamentable que tengamos que hablar del tema, cuando lo normal sería contratar por la valía, pero hasta que esto suceda creo que las administraciones deberían dar premios o incentivar de alguna manera. Desde que yo he empezado a trabajar han cambiado algo las cosas y un ejemplo es la creación de un premio para mujeres directoras.