Por su pelazo y su "brillibrilli" podría ser "la vecina rubia", una de las blogueras más populares en facebook,pero no, es él, un rubio que no se tiñe y al que le he cogido prestada esta frase: "más presión, menos presión" para el título de este artículo.

La masturbación implica la estimulación directa de los genitales.

La palabra masturbación deriva del latín masturbari

Según Master y Johnson en 1982 definen la masturbación como: "toda forma de autoplacer sexual obtenido mediante cualquier tipo de estimulación física directa". La RAE la define como: "estimulación de los órganos genitales o de zonas erógenas con la mano o por otro medio para proporcionar goce sexual".

En la tradición judeocristiana, la masturbación ha sido fuertemente condenada como un pecado. Las actitudes de los primeros judeocristianos hacia la masturbación reflejaba la censura que se aplicaba a los actos sexuales no reproductores.

Los profesionales de la medicina en el siglo XVIII tradujeron la masturbación como "pecado por trastorno". Así que, hasta tiempos recientes, la masturbación se ha considerado física y mentalmente dañina, así como degradante. Benjamín Rush, médico de este siglo, creía que la masturbación provocaba tuberculosis, trastornos nerviosos, pérdida de visión, de memoria y epilepsia.

Muchas autoridades eclesiásticas y médicas del siglo XIX estaban convencidas de que ciertos alimentos ejercían un efecto estimulante sobre los órganos sexuales. Por ello, aconsejaban a los padres modificar la dieta de sus hijos para eliminarlos, especialmente con la carne, el café, el té y el chocolate. Y les sugirieron los cereales.

El doctor J.H. Kellogg, más conocido hoy como el creador de los cereales para el desayuno creía que la masturbación producía acné, palidez, palpitaciones, hombros caídos, espalda débil y convulsiones. Sugería a los padres que vendaran o cubrieran los genitales de sus hijos, o les ataran las manos. Pensaba que el deseo sexual se podía controlar con una dieta de alimentos simples, especialmente cereales, incluyendo los copos de maíz que han recibido su nombre desde entonces. Y yo me pregunto ahora, cómo reaccionaría el Dr. Kelloog ante los cereales azucarados energéticos que ahora llevan su nombre.

Varios estudiosos de la sexualidad del siglo XIX se unieron a la cruzada contra la masturbación, como Richard Von Krafft-Ebinf y Havelock Ellis, que condenaban la masturbación por ser psicológicamente peligrosa y la relacionaban con la orientación del deseo, aludiendo que la masturbación detenía el desarrollo de los instintos eróticos y conducía a la disfunción eréctil con las mujeres, además de fomentar la actividad sexual entre hombres.

A pesar de las burradas que se han dicho de boca en boca, no existe evidencia de que la masturbación sea perjudicial. La masturbación no produce demencia ni crecimiento de vello en las manos ni produce verrugas ni enfermedades psicológicas ni físicas como se le han atribuido, como mucho, y permítanme la ironía: algún callo en las manos.

La masturbación es una de las prácticas sexuales más habituales y extendidas, no solo en el ser humano, sino también, entre los mamíferos en general. Aunque no se tiene claro su origen, podemos deducir que es una práctica que se ha llevado a cabo desde nuestros ancestros y, aún así, ha sido siempre objeto de crítica, polémica y ocultismo. Y aunque a día de hoy han cambiado nuestras ideas sobre la sexualidad en general, y en concreto en cuanto a la masturbación, parece que sigue siendo un tema tabú, principalmente para las mujeres.

Y mi pregunta es: ¿Qué hay de malo en que uno se dé placer? NADA. Esa es la respuesta. NADA de lo que avergonzarse, NADA de lo que sentirse culpable.

La masturbación debería considerarse una bendición. Algo natural, algo que forma parte de nuestra sexualidad y, por lo tanto, de nuestras vidas.

ALGO que:

Es liberador y muy sano.

Te ayudará a descubrir lo que más te gusta.

A través de su práctica favorecerá a que conozcas mejor tu cuerpo.

Te ayudará a experimentar.

Lo haces porque no tienes pareja, o sí la tienes pero en ese momento no está o, simplemente, no te apetece hacerlo con ella.

Para dormir mejor

Para calmar tu dolor menstrual;

Porque hoy no te has regalado nada y qué mejor regalo que ese.

Porque es una manera de practicar "sexo seguro".

Para romper la rutina.

Porque te aburres y no tienes otra cosa mejor que hacer.

Para relajarte.

Porque quieres tener un orgasmo.

O, lo mejor, porque te da la gana y no necesitas ninguna justificación

Después de este esfuerzo por corregir la falta de información acerca de la masturbación, admítame decir, estimado lector, que no hay nada malo en la decisión de no masturbarse. Aunque todos somos capaces de experimentar placer a partir de la autoestimulación, nuestra biología no define nuestro destino. Os animo a que toméis vuestras propias decisiones a partir de vuestros propios valores.