Los cambios en las fechas de los exámenes de recuperación, tanto de la EBAU como de 2º de Bachillerato -que este curso pasarán, por primera vez, a realizarse en el mes de julio, en vez del habitual septiembre- puede que ayude a la organización del nuevo año académico a los equipos docentes, pero no convence a las familias.

Desde la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Zamora (FAPA) se apunta que "lo ideal" sería poder retrasar, al menos, estos exámenes de recuperación a la segunda quincena de julio, y no a los primeros días del mes, como es la pretensión de la Consejería de Educación. "Tendrían todavía tiempo suficiente para poder corregir las pruebas", considera.

"La opinión generalizada de los padres es que este cambio perjudicará a los alumnos, porque les resta mucho tiempo a la hora de preparar las asignaturas que hayan suspendido durante el curso", razona Felipe.

"Entendemos que el cambio está motivado para facilitar el intenso trabajo que tienen en cada inicio de curso los equipos directivos y los diferentes departamentos, pero significa también menos tiempo de estudio para los alumnos", razona el presidente de la FAPA. En este sentido, afirma que los estudiantes que solo tengan una asignatura pendiente "lo tendrán más fácil, pero si tiene más materias suspensas, la consecuencia principal será un aumento de los repetidores", argumenta José Antonio Felipe.

Fue la pasada semana cuando el consejero de la Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, confirmaba el adelanto de los exámenes de acceso a la universidad (EBAU) en segunda convocatoria de septiembre a julio, entre los días 4 y 6 de ese mes, mientras que la primera convocatoria, para aquellos que hayan aprobado todo el curso, será entre el 6 y el 8 de junio.

Por otra parte, miembros de la FAPA han participado esta semana en la Subcomisión Provincial de Educación Vial, donde dieron a conocer los dos proyectos que han llevado a cabo -"Star" y "Camino Escolar Seguro"- con el objetivo de mejorar la accesibilidad a los centros escolares de la ciudad. Los programas se centran en la circulación de las bicicletas para acudir a clase y en la seguridad de los niños en el momento de entrar o salir de los centros.