El relato de la víctima de una brutal paliza fue estremecedor y exhaustivo, hasta el punto que la juez llegó a reprochar a los abogados de la defensa lo repetitivo de sus interrogatorios, "no se puede someter a la víctima a ese calvario". La mujer relató cómo el 8 de diciembre llamaron al timbre de su casa, abrió y dejó la puerta del piso abierta porque creyó que era su padre, al que esperaba porque le iba a llevar unas sillas. Sin embargo, cuando escuchó "eskerrik asko" (gracias en euskera), "me tiro a la puerta" para cerrar, pero "puso el pie" uno de los acusados, el amigo de su exmarido condenado por maltrato. Detrás vio a su excuñado y comenzaron las amenazas, según detalló la mujer, para que su maltratador que acababa de salir de prisión, pudiera quitarse la "pulsera" y la dijo "que había conocido en la cárcel a mucha gente que por mil euros podían darme un susto". Llamó a la Policía Nacional y los dos acusados se fueron, según su versión, ya que los imputados niegan haber estado en Zamora, aunque los policías del Servicio de Familia que investigaron los hechos hallaron fotos suyas localizadas en la capital zamorana en el Facebook. La mujer aportó también mensajes de messenger, en los que aparece el hermano del exmarido de la víctima de maltrato con una pistola, lo que justificó el acusado porque es aficionado a jugar al point ball y "es de juguete".