Una vez asimilado el atracón navideño, llega la hora de digerir los resultados obtenidos del sondeo llevado a cabo durante las últimas semanas por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Cocineros, recepcionistas, camareros, repartidores... todos los profesionales de la hostelería estaban llamados a la encuesta, enmarcada dentro de una campaña en favor de una "Hostelería digna" en Zamora que, entre otros objetivos, pretendía evaluar la "problemática laboral" del ramo y "lograr mejoras mediante la acción sindical".

Entre los resultados más destacados, un 7% de los encuestados confiesa trabajar sin contrato, un dato que, a juicio de la Confederación, es para "echarse las manos a la cabeza". En el mismo apartado, un 45% de ellos asegura tener un contrato de 40 horas a la semana, un 33% de entre 20 y 40 horas y un 22% de menos de 20 horas. Unas cifras que se entienden mejor con otras juntas: el 66% asegura que trabaja más horas que por las que ha sido contratado. De hecho, el incumplimiento de los horarios se engloba dentro de las faltas observadas por más de la mitad de los hosteleros como el impago de las horas extra, la ausencia del plus de nocturnidad, los inexistentes preavisos de horarios, la privación de descansos o la anhelada conciliación laboral.

Además, el 55% dice aportar su propia ropa para trabajar ya que la empresa no se la proporciona y hasta un 70% atestigua "realizar frecuentemente funciones que no se corresponden a su contrato". Por último, el 18% denuncia que en los dos últimos años se ha producido algún tipo de accidente laboral en el centro de trabajo y el 40% reconoce haber experimentado o presenciado amenazas, vejaciones o coacciones.

A juicio de la CNT, los resultados de la encuesta son el espejo de "una precariedad laboral alarmante y una flagrante indefensión ante estos abusos". La organización condena "tales condiciones de inseguridad" en un sector en el que se retrata lo que algunos tildan de "picaresca" y otros de "corrupción", esto es, "convenir menos horas de las que se van a trabajar como sucede en 2 de cada 3 contratos", apuntan.

Desde su óptica, los horarios "interminables", la falta de aviso con suficiente antelación del horario, la "falsedad" en los estadillos de horas realizadas es, en muchos casos, la norma. A su parecer, la estandarización de la situación entronca con la vulnerabilidad de los asalariados. "Esta situación solo se puede entender cuando un 40% de los trabajadores admite que se producen situaciones de amenazas, vejaciones o coacciones, lo que presupone que esta situación se sostiene con miedo, psicológico, físico, al paro y al qué dirán si protestas", sostienen arremetiendo contra la resignación de algunos empleados. Además, según apostillan, en un sector donde la conciliación laboral es ya de por sí complicada, esta se convierte en una "quimera" a tenor de los "despropósitos" arrojados por la encuesta.

La "enorme temporalidad" y la "gran disparidad de perfiles laborales" son otras conclusiones de este estudio de aproximación. En este sentido, exponen que "por un lado hay quien llega a realizar 60 horas semanales como quien no logra trabajar más de 20 horas a plena disponibilidad con sueldos que no permiten sobrevivir, como es el caso de cocineros y repartidores en establecimientos de comida rápida, aunque la lista de agravios es innumerable en cada puesto: recepcionistas, personal de limpieza de hoteles, montadores de terrazas, extras en banquetes?", apostillan.

Así las cosas, la Confederación Nacional del Trabajo concluye que en las relaciones laborales siempre sale perdiendo la misma parte: "La negociación colectiva dice asegurar un reparto de fuerzas entre la parte social (trabajadores) y la empresa, pero en esta encuesta no se refleja tal equilibrio, la balanza siempre pesa más de un lado". De ahí que aboguen, en el argot culinario, por tener la sartén por el mango, es decir, por fomentar la acción sindical entre los propios afectados: los trabajadores. Una fórmula que es respaldada por el 94% de los encuestados, quienes creen que es necesario organizarse para comer... y no callar.