El obispo de Zamora vuelve a casa. Doce días después de la operación, Gregorio Martínez Sacristán abandonaba ayer el Hospital Virgen de la Vega de Salamanca, donde el pasado 23 de diciembre fue trasplantado de riñón.

Desde entonces, el obispo se encontraba recuperándose en el Complejo Asistencial charro y a partir de ahora continuará la convalecencia en su residencia habitual en el Obispado.

En un comunicado remitido en el día de ayer a los medios de comunicación, el vicario general José Francisco Matías Sampedro agradece en su nombre y en el del obispo las atenciones y las muestras de afecto recibidas tanto por el personal sanitario de Zamora como el de Salamanca durante "la larga espera de preparación para la operación, el desarrollo de la misma y el posterior postoperatorio". Asimismo, el vicario general agradece a toda la comunidad diocesana de Zamora por las oraciones e interés que ha mostrado por la salud del obispo y su pronta recuperación y, en general, a todos los que, de un modo u otro, han seguido el proceso "con preocupación y esperanza".

"Ponemos en manos del Señor la pronta recuperación total de D. Gregorio, y así se lo pedimos; y respetamos el protocolo impuesto por prescripción médica para su convalecencia; en el deseo y la espera de que, paulatinamente, se vaya incorporando a su tarea de pastor de esta Iglesia de Zamora", indican, al tiempo que aseguran que "a él, ganas no le faltan".

Hasta el día de la operación, Gregorio Martínez arrastraba una insuficiencia renal que le hacía precisar de sesiones de diálisis. De ahí que estuviera a la espera de un nuevo riñón que llegó por Navidad. Tal y como explican desde la diócesis de Zamora, el sábado 23 de diciembre aparecía un donante compatible con las características del paciente. El Hospital Virgen de la Vega de Salamanca comunicaba el aviso y, dos horas más tarde, Martínez Sacristán se presentaba el centro hospitalario para el posible trasplante. Una vez realizadas las pruebas preoperatorias pertinentes, fue intervenido quirúrgicamente con un resultado "satisfactorio", según informaron los facultativos.

Así, a sus 70 años y tras la evolución favorable en la aceptación del nuevo órgano, el obispo recibió el alta hospitalaria en el día de ayer y de ahora en adelante continuará su convalecencia en casa. Pese a ser natural de Villarejo de Salvanés (Madrid), Gregorio Martínez Sacristán ejerce del prelado superior de la diócesis de Zamora desde el 4 de febrero de 2007, fecha en la que tomó posesión. Además, es licenciado en Teología, con especialización en Catequética, por el Instituto Católico de París, donde cursó estudios de 1974 a 1976.