"Olvidad cómo es Zamora", espeta al inicio de la ruta, en plena plaza de la Catedral. "Vamos a ir paseando y las rocas nos irán dando pistas que nos ayudarán a desvelar la historia de la ciudad; pero, ojo, las apariencias engañan", advierte. "¿Veis las columnas del antiguo monasterio de San Jerónimo, esas como de roca "granuda"? Pues no son de granito".

El entorno de la Seo zamorana es el punto de partida de la Ruta Geomonumental trazada por Manuel Iglesias. Él es el narrador en primera persona de esta historia de más de 60 millones de años que transcurre por una ciudad amarilla, no solo por la lluvia de hojas caídas durante este invierno otoñal, sino también por el característico color de sus rocas.

"Pensamos que Zamora es una provincia muy pobre pero tiene una riqueza geológica increíble y, por ende, una gran diversidad en formas de vida", argumenta el joven geólogo. A través de un paseo de hora y media -o dos, en función del interés de los asistentes y de la verborrea del guía-, la ruta bordea el primer cerco de la ciudad. Un territorio que nada tiene que ver con el de hace millones de años. ¿Se imaginan al Duero discurriendo a contracorriente y desembocando en un enorme lago en Valladolid? Es una de las teorías razonadas por los geólogos a través de las pistas halladas en la meseta castellana, otrora repleta de montañas formadas por la antigua orogenia hercínica.

Pero, no se asusten. Lejos de entrar en detalles y abrumar con la marabunta de tecnicismos que comprende esta ciencia, la iniciativa, estrenada por el Ayuntamiento de Zamora en la última edición de Intur, pretende acercar la geología a los ciudadanos de a pie de una forma amena y así contribuir a su puesta en valor como activo turístico. Tablet, gráficos y brújula de inclinación en mano, Manuel Iglesias nos guía a través de algunas de las paradas más destacadas incluidas en la ruta geomonumental del proyecto "Todo esto era campo".

Plaza de la Catedral. El ágora situada a los pies del templo dedicado al Salvador es un buen ejemplo de la variedad geológica de la ciudad. La plaza reúne casi todos los tipos de roca empleados en la capital, desde las cuarcitas del suelo y las vaugneritas que forman las columnas del antiguo convento de San Jerónimo hasta la arenisca "expuesta" en la fachada del museo de Baltasar Lobo. La también denominada arcosa de Zamora se encuentra en la propia Catedral junto a la "piedra de Peñausende" o granito silicificado. Pese a su semejanza con la arenisca a simple vista, el comportamiento de este granito ante los cambios de temperatura es mucho mejor. "La arenisca es muy fácil de trabajar pero resiste muy mal a la humedad por lo que también se descompone fácilmente", explica. En palabras de Iglesias, se trata de "rocas muy particulares que son muy extrañas en el mundo? ¡en el mundo!", enfatiza. De hecho, esta "rara avis" solo se concentra en España y en Australia y aún se desconocen los factores exactos de su formación ya que en realidad son rocas ígneas. "Las areniscas y los granitos son dos rocas que tienen un aspecto muy parecido, pero en realidad son muy distintas. Las rocas ígneas se forman por presión y temperaturas muy altas y las rocas sedimentarias por transporte y sedimentación", recuerda con una gran dosis de didáctica.

Puerta del Obispo. El tiempo pasa muy despacio pero pasan muchas cosas. Y explicar el tiempo geológico siempre le suponía un quebradero de cabeza hasta que decidió compararlo en proporción a la vida de un zamorano de 80 años. Pese a que geológicamente hablando sea una minucia, comparar los más de 4.500 millones de años en una escala humana es una hábil estrategia para comprender las dimensiones del tiempo.

Peñas de Santa Marta. Un afloramiento de sedimentos rojizos y amarillentos con granos finos y gruesos intercalados a orillas del Duero permite comprender el pasado fluvial de Zamora más remoto.

Cuesta de los pepinos. Una especie de "hormigón natural" envuelve los cantos de este gran escarpe. Esta suerte de "pasta dentífrica blanca" es fruto de la silicificación de los minerales debido, probablemente, a un clima tropical. Sí, en Zamora.

Plaza de San Ildefonso. Con ella empezó todo. Uno de los sillares del templo homónimo supuso el origen de la ruta. En él se observa un bloque de estructura sedimentaria con estratificación cruzada que permite adivinar la dirección de la corriente que llevaba el río.

Convento del Corpus Christi. Hormigón parece, granito no es. Su color, textura, sus minerales y su visión microscópica de "alas de mosca" son algunos de los rasgos de la vaugnerita empleada en las jambas y el dintel del convento del Tránsito. Se cree que esta roca plutónica procede de la cantera de Pereruela.

Parque de San Martín. Esta parada es uno de los puntos más "sensibles" para el creador de la ruta. Con nostalgia, recuerda que "destrozaron" el parque de su infancia, aunque más tarde enmendaron el error con rocas autóctonas de Tardobispo y la viveza de sus colores rojos, amarillos y púrpuras. Pero, ¿a qué se debe ese color amoratado? La alunita y el hematites son algunos de los minerales responsables de su singularidad cromática. "Es como cuando estás haciendo una paella y en cuanto le echas un poco de azafrán la tiñe toda, esto es lo mismo: no hace falta mucha cantidad de estos minerales para colorear la roca", sintetiza.

Puerta de la Lealtad. Llegamos al fin de la ruta. Y, sin dejar de echar la vista atrás, se reflexiona sobre el futuro geológico. Pese a la calidez del color amarillo de la ciudad, los geólogos apuntan que seguiremos echando mano de la manta zamorana. "Otra vez, tendemos a formar parte de un supercontinente: África está chocando contra Eurasia y dentro de muchos millones de años todos los continentes se volverán a juntar. La península ibérica reptará un poco y acabará en la costa norte de ese supercontinente en cuyo centro habrá un gran lago: el mar Mediterráneo". Así, sin novedades en el frente, Zamora seguirá siendo de interior. "Seguiremos pasando un frío que pela en invierno. Pero eso sí, seguramente nevará un poco más", bromea Manuel Iglesias.

Reservas

Las rutas se llevan a cabo de lunes a domingo en horario de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas. Para más información y reservas pueden contactar a través de la página web www.todoestoeracampo.com