En 1987 Joaquín Díaz publicó el trabajo "Canciones de la Comunidad de Madrid", demostrando que más allá de la Castellana y la Gran vía, el epicentro urbanita del país también era depositario de un importante legado musical. Entre aquella compilación de temas, algunos inolvidables como "El borrego" o romances como el de Mariana Pineda. La tercera de las canciones es un Vía Crucis... que hoy todavía se interpreta cada Viernes Santo en la localidad madrileña de Fresnedillas de la Oliva.

Ha querido el destino que uno de los dulzaineros más pujantes de la comunidad madrileña forme parte de los invitados a la gala "Zamora canta a Joaquín Díaz", del próximo día tres de diciembre en el Teatro Principal. Como quiera que David Huerta había escuchado desde siempre aquel Vía Crucis, la vinculación, entre azarosa y emocional, esta servida. En la web de LA OPINIÓN-EL CORREO se estrena hoy la versión para dulzaina que tocaba el "tío Fausto" durante una de las procesiones de la Pasión.

Huerta, profesor de dulzaina en la Escuela de San Lorenzo del Escorial -de donde es originario- es un virtuoso del instrumento que lucha por perpetuar la música tradicional en la zona. "Madrid tiene un folclore muy rico que se ha recopilado como en otras partes, aunque es cierto que no se le ha dado tanta relevancia", afirma David. "Tenemos la fortuna del auge de que en los últimos años los grupos de música y danza tienen mucho auge, pero depende de nosotros que esto se perpetúe", reconoce.

En su caso personal, la dulzaina llegó "por tradición familiar". Su abuelo ya tocaba este peculiar instrumento "de forma esporádica", cuando había que acompañar las fiestas, junto a su hermano, que ponía el ritmo como redoblante. David Huerta intenta ahora poner la dulzaina en el lugar que merece, aunque es consciente de que a este instrumento no le sucederá lo mismo que a otros, como la gaita, que ha conseguido ganarse un hueco en el siglo XXI renovando su sonido, adaptándolo a los tiempos. "Mientras otros instrumentos del grupo de ministriles en una capilla evolucionaron hacia la orquesta sinfónica, la dulzaina regresó al ámbito tradicional", apunta el madrileño. Eso no quiere decir que el sonido inconfundible de la dulzaina no merezca un lugar de mérito.

Curiosamente, una de las primeras estudiadas por un joven David Huerta se custodiaba en el museo de instrumentos de Urueña, en la Fundación Joaquín Díaz. "Yo era solo un chavalín, pero tengo en la memoria cómo se portó Joaquín conmigo: todo fueron facilidades, él me dio ánimos para hacer el trabajo, así que solo puedo tener hacia él palabras de agradecimiento", se sincera.

A Zamora David Huerta vendrá junto a uno de sus alumnos destacados, Javier Laguna, que realizará el acompañamiento como redoblante. "Es uno de los cajas que me acompaña habitualmente, tiene un gusto y una sensibilidad destacados para tocar los ritmos y una técnica muy depurada", lo define. Hoy se podrá comprobar en el adelanto de aquel entrañable Vía Crucis del Viernes Santo que estrenará la web de LA OPINIÓN-EL CORREO, dentro de la programación "Zamora canta a Joaquín Díaz".