Luis Delgado y César Carazo son el "núcleo duro" de los llamados Músicos de Urueña. Su vinculación y amistad con Joaquín Díaz explican su colaboración incondicional en el homenaje al etnógrafo zamorano. Hoy domingo tocarán un tema recogido por Díaz en la web y las redes sociales de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA en un emocionante audiovisual.

- La Fundación Joaquín Díaz, la música y los libros le dan prestigio a Urueña (Valladolid), ¿qué le trajo a usted a este lugar de la Castilla rural?

-Soy un "neorural", nacido en Madrid y hace más de veinte años me vine para Urueña. Teníamos una colección de instrumentos con el deseo de instalarla en algún lugar. Joaquín Díaz nos ayudó a venirnos aquí e incluso nos buscó el solar. Yo ya conocía su música e incluso había grabado en sus discos. En todos los proyectos que hemos hecho de música tradicional lo hemos tenido detrás como consultor y referencia.

- ¿Su carrera musical cambió al venirse a Urueña, muy cerca de Joaquín?

-El aspecto musical estaba muy definido: yo siempre he estado con un pie en la música tradicional y otro en el repertorio medieval. Venirnos a Urueña, con el centro de documentación de Joaquín al lado, nos ha permitido retroalimentarnos y nos ha facilitado la tarea de encontrar determinadas músicas. A Joaquín, por su parte, siempre le ha resultado muy cómodo grabar cosas en mi casa.

- ¿Cómo califica su tarea de recopilación musical? Supongo que si hubiera que hacer el mismo trabajo de nuevo, harían falta varias personas?

-Varias personas, no, muchas? Joaquín es una persona excepcional. En él se unen dos factores importantísimos. El primero, esa generosidad que tiene a la hora de mostrar todo lo que ha recopilado, haciendo bueno el dicho de enseñar lo que aprendes para dejar más sitio a cosas nuevas. Después, una capacidad de trabajo extraordinaria que me ha sorprendido hasta que he terminado por acostumbrarme. Él tiene un conocimiento muy contrastado de todas las cosas y es capaz de hablar como un experto de cualquier ámbito. Una de las claves de su clarividencia es que jamás analiza un tema de forma aislada, detrás están siempre las personas, que tienen muchas facetas.

- ¿Cree que su labor ha sido valorada justamente en este país?

-Siempre se pueden llevar las cosas más allá. Como muchas otras personas, Joaquín habrá sufrido reveses. En general, creo que en la profesión y, sobre todo, entre el público sí ha sido muy valorado. Es un referente para muchas personas. Lleva cuatro décadas fuera de los escenarios y no hay día en Urueña que no le pregunten por sus canciones. Joaquín ha ordenado la música tradicional y ha conseguido una interpretación correcta y limpia para transmitirla. Sus versiones siempre son las mejores que se pueden encontrar.

- Es decir, que él mismo se ha puesto en segundo plano porque lo esencial era construir un legado?

-Joaquín ha tomado un testigo en un momento muy delicado de salud de la tradición y del folklore, los años sesenta y setenta, cuando el éxodo a las ciudades se produce de manera masiva. Si se acababa la siega, las canciones de la siega se mueren. Había que capturar todo eso creando un archivo riquísimo y, al mismo tiempo, lleva esas canciones recopiladas a los escenarios desde un punto de vista más artístico. Esa combinación es perfecta porque llega al público con interpretaciones con sentimiento y, al tiempo, conserva su valor etnográfico.

- Son unos pocos los que han tenido la fortuna de seguir escuchándolo en los estudios de grabación, ¿cómo viven esa circunstancia?

-Joaquín es excepcional en todo, también en el estudio de grabación. No repite jamás una toma. La primera vez que grabé con él, le pedí que comenzara a cantar para coger niveles y, a continuación, le dije: "Ya estamos listos para grabar". A lo que él me respondió: "Yo no suelo repetir". Desde ese día aprendí a ponerme las pilas a la primera. Ahora en el estudio, tenemos un récord: un disco del tirón en una mañana, de una forma impecable. Él piensa que la primera toma es la buena porque tiene la impronta de lo auténtico. Como lo hace tan bien porque tiene una voz maravillosa?

- Una voz que conserva, ¿verdad?

- Sí, magníficamente. Es increíble.

- Usted conoce el primer recuerdo musical de Joaquín?

-La primera experiencia, sí. Tuvo lugar en la Semana Santa de Zamora, con la Banda Municipal. Su padre lo llevaba a un desfile y allí se dejó impresionar por una marcha procesional. Yo lo entiendo perfectamente porque me imagino la escena: una calle estrecha, atestada de gente, y la música comienza a sonar con esos arreglos tan bonitos, tan polifónicos. Para un niño eso debió de ser una completa inmersión en el sonido.

- Hace cinco años presentó "La estrella de Belén" en el Museo Etnográfico de Zamora junto a César Carazo. Háblenos de su colega en los llamados "Músicos de Urueña".

-César en un compañero de hace muchos años en diferentes grupos. A finales de los noventa, decidimos hacer un grupo que fuera el órgano sonoro del museo. Llegamos a la conclusión de impulsar el "cuarteto de Urueña", que finalmente se denominó simplemente "músicos" porque el número de integrantes variaba. César es una voz muy especial, tiene una forma de cantar muy particular, que aun viniendo del conservatorio, tiene un tono muy natural y ha trabajado muchísimo en la música medieval. Es sin duda el cantante que más cantigas de Alfonso X ha interpretado. La mínima expresión de los "Músicos de Urueña", el núcleo duro, somos César y yo. En función del espectáculo viene Jaime Muñoz de La Musgaña, Cuco Pérez, Gema Rizo?

- ¿Cuáles son sus proyectos?

-Tenemos en el horno un disco para el Museo Vivo de al Andalus, en Córdoba, frente a la Mezquita Catedral, al otro lado del río. Es un trabajo de tres culturas, en el que hemos tocado una serie de temas relacionados con la Córdoba judía, musulmana y cristiana.