La fuerza creadora y su aliento artístico se palpa en cada una de las obras de Baltasar Lobo que pueblan la Casa del Cordón de Burgos y por la que han pasado, hasta el momento, "más de 7.000 visitantes muy diversos desde zamoranos que viven en las proximidades de Burgos hasta personas de múltiples nacionalidades que realizan el Camino del Santiago", especifica Javier Del Campo, comisario de la monográfica "Baltasar Lobo. Escultura en plenitud".

La exposición, planteada y generada por la Fundación Caja Burgos, supone "una puesta al día y una nueva lectura de la obra de Lobo", remarca el comisario que pretende poner en valor a uno de los artistas aclamados y reconocidos por la crítica europea y americana y ante el que hoy "quizá no estamos tan atentos" pese a que Lobo, formado inicialmente en la tradición escultórica española y uno de los integrantes de la llamada Escuela de París al exiliarse en la capital francesa tras la Guerra Civil, "fue y es, sin duda, un artista distinto, diferenciado de sus coetáneos españoles".

La muestra que reúne, distribuidas en dos plantas, unas 70 obras proceden del legado que el artista dejó a la ciudad de Zamora y que sintetizan la trayectoria de uno de los grandes artistas de la vanguardia europea. Las piezas son cedidas para la ocasión por el Ayuntamiento y proceden o bien del depósito custodiado en el Museo de Zamora, o bien habitualmente están expuestas en el Castillo y el Museo de la Casa de los Gigantes.

El discurso expositivo comienza con una mujer sentada en bronce patinado en dorado acompañado de un yeso de una mujer con pescados, ambos efectuados en los años 40. Además, una de las particularidades de la "Baltasar Lobo. Escultura en Plenitud" reside en que, junto a los bronces, se exhiben también trabajos en mármol que denotan la soberbia calidad de Lobo como escultor en talla directa. Así pueden contemplarse bloques de piedra trazados, con sus marcas de autor, donde se aprecian las áreas ya pulidas que "denotan una asombrosa modernidad".

En los modelos en yeso seleccionados, antesala del proceso de fundición y de su conversión en bronces, se comprueba el cuidado y el amor del artista terracampino por el detalle, como un boceto de la maternidad en bronce situada en la plaza de Zorrilla o un modelo de un niño que pudo contemplarse, al igual que otras obras como una cabeza de toro en bronce con pátina negra, en la sala de exposiciones temporales del Museo de Zamora el pasado año en "Hazme un sitio en tu montura... León Felipe, Baltasar Lobo y la España Peregrina".

La exposición burgalesa, que podrá verse hasta el próximo 7 de enero, se completa con varios dibujos realizados en los años treinta, "casi los únicos testimonios de su trabajo anterior al exilio tras la Guerra Civil española", así como algunas ediciones ilustradas que muestran la capacidad de Lobo para la gráfica así como unas interesantes aguatintas y gouache.