De las 150 piezas que luce la exposición, 16 proceden de los museos de Castilla y León: desde los restos de la Sima de los Hueso de Atapuerca, el yacimiento burgalés, a inscripciones en sepulcros o ajuares para la tumba. Es el caso del Museo de Ávila, que aporta un ajuar de tumba de época vettona, que data de los primeros siglos antes de Cristo, hallado a principios de la pasada centuria junto a la muralla de Ávila.

Burgos, por su parte, ha llevado a Madrid un relieve del siglo VII y una de las piezas que custodia el Museo de la Evolución Humana (MEH), que data de medio millón de años antes de Cristo. León ha enviado la lauda sepulcral de Sancho III, hallada en la Colegiata de San Isidoro, mientras que Palencia ha prestado los vasos de Pico de Castro de Dueñas.

Numancia tiene también un papel protagonista con la cesión de cinco objetos entre las que se encuentran varias piezas de ajuar, un pectoral y un báculo. Dos más aportará Salamanca: la estela de granito de Sangusín del 1.700 a. C. y un bajorrelieve sobre pizarra del siglo VII. Segovia expone un canto decorado de la peña de Estebanvela del 10.000 a.C. de Ayllón y Valladolid, un ajuar de tumba de arcilla, oro, cobre sílex y arenisca del 1.800 a.C..