La filosofía, su pasión, no solo le ha permitido entrenar la capacidad de análisis y estudio de la ética y la política, pilares de la disciplina más antigua de la humanidad, sino recorrer el mundo para compartir sus conocimientos. Vicente Rodríguez Carro ha regresado a su Zamora natal para quedarse, donde es tutor de Filosofía en la UNED. El miércoles disertará sobre "La filosofía como base del pensamiento crítico".

-La filosofía ha pasado de ser una disciplina de intelectuales, casi sagrada, a ser considerada como algo del pasado, incluso, "casposo", ¿a qué cree que se debe esto?

-Buena parte de culpa es de los filósofos porque parece que quieren escribir de forma abstrusa, poco comprensible, y eso significa que ni ellos mismos saben lo que quieren decir. La filosofía se ha reducido al análisis puramente lingüístico, a la crítica social y a analizar el marco de las últimas razones y causas de las cosas, de la existencia humana, lo demás es campo de las diferentes ciencias, a pesar de tener su origen en aquella.

-¿Qué es la filosofía en lenguaje sencillo?

-Ha tratado desde sus comienzos en Grecia de buscar las últimas explicaciones de las cosas en tres campos fundamentales que definió Kant muy bien resolviendo tres preguntas básicas: qué puedo saber, qué me es dado esperar y qué es el ser humano. Entorno a esto se ha desarrollado la filosofía. Sigue teniendo relevancia importante porque analiza y discute la base de la investigación del resto de ciencias.

-¿Para qué sirve?

-En última instancia para aprender a pensar y, sobre todo, para aprender a hacerlo críticamente. No es aprender una disciplina, es aprender a pensar críticamente, si has hecho ese ejercicio no te van a engañar tan fácilmente. Hoy debido al sistema ya endémico de comunicaciones que tenemos las posibilidades de engaño por intereses o por ignorancia siguen siendo muchas.

-Es una disciplina incluso denostada, ¿ya no le interesa pensar al individuo sobre sí mismo y lo que le rodea?

-No lo sé. Siempre ha habido personas que han estado interesadas en pensar por sí mismas y tomar sus propias decisiones, inclinadas a poner en cuestión lo que parecía evidente; y otras que se dejan llevar por la inercia de la masa. En eso no ha cambiado nada en la historia, probablemente hay ahora mucha más gente interesada en la filosofía o el conocimiento en general o crítico en particular. Pensemos en la Edad Media, solo había filosofía y religión, mucha menos que la que hay ahora en Occidente y muchas menos personas interesadas en pensar críticamente.

-Filosofía y política se tocan, los principios éticos que defienden los partidos son filosofía, al fin y al cabo.

-No somos conscientes hasta que punto filosofía y ética están relacionadas, han servido, una y otra, para pensar la forma y manera de relacionarnos. Si no fuésemos un "zoon politikon", seres sociales, si fuésemos individuos totalmente aislados, no serían necesarias. Los pensadores primigenios de ética y política, Platón y Aristóteles, no separan una de otra, las consideran el conjunto de prescripciones que hacen posible la supervivencia y el desarrollo de las sociedades humanas.

-¿Es así desde que el ser humano primitivo piensa?

-El homo sapiens logra sobrevivir por dos circunstancias: constituir un ser profundamente social y colaborativo; y por disponer relativamente pronto de armas. En una sociedad cada vez más secularizada debe haber una ética y una política como ordenamiento del Estado, perdida ya la función de la religión que tuvo durante siglos para mantener la cohesión social y garantizar el cumplimiento de la normativa por el miedo al castigo y a lo que no se puede ver. Aristóteles considera que la ética procede de la política, que está para ordenar la convivencia humana y el derecho, y este no puede separarse de la ética para que funcione la sociedad.

-¿Estamos inmersos en una crisis de valores, en la sociedad menos ética que se ha conocido o nunca hemos dejado de vivir fuera de los principios éticos?

-Siempre ha habido tensión entre interés de unos pocos, que quieren aprovecharse, y el general. En Europa occidental estamos en fuerte proceso de secularización, la moral y el derecho sustentados fuertemente por la autoridad de la religión y la familia están muy deteriorados, no hay marcha atrás. Y tenemos una juventud tan educada en la fruición, en el gozo de sus derechos que se olvida de las obligaciones.

-¿Podría diagnosticar qué le ocurre a estos políticos que no logran encandilar, entusiasmar, a la ciudadanía?

-En toda Europa, no existen líderes atrayentes y hay una profunda desafección entre la sociedad y la política, los líderes tradicionales, también en Alemania, tiene que ver en buena parte con la corrupción, claramente en el caso de España. También con que vemos cómo los más fuertes se imponen a nivel mundial. En España, es llamativo que en 2017, por fin, el mismo PIB llegue a ser el mismo que en 2008, ¿teniendo la misma tarta podrá alguien decir que está igual de repartida?, la situación social es mucho peor. La sensación real de injusticia es en toda Europa.

-¿Es algo medido por el sistema, por los poderosos, puede habérseles ido de las manos?

-No se les ha ido, unas veces colisionan con otros poderosos, otras no, depende de la situación y lo que permita el sistema político. En España, la sociedad está desmoralizada, ya no sabe cómo imponerse, hay una desfachatez en lo políticos muy grande, también cierta reacción social, el 15-M. Pero, ante tanto desafuero, los políticos ni siquiera dimiten, no se les obliga por ley. Y la presión social no parece tan fuerte como para que los presuntamente corruptos dimitan. En gran Bretaña, son muy cuidadosos, la sociedad es fuerte, ser diputado depende del ciudadano, que les castiga.

-¿Por qué no les pasa factura haber robado a manos llenas?

-El compromiso político de la sociedad no es muy fuerte, esta sostenido por instituciones que deberían darle más fuerza. La transparencia es esencial para prevenir la corrupción porque a nadie le gustaría aparecer abiertamente como corrupto, ladrón o que beneficia a sus familiares o vecinos. En España, la que hay tiene muchas deficiencias y es fundamental porque al crimen no le gusta la luz, se oculta en las tinieblas o el engaño.

-La pobreza es cada vez mayor, como dice, ¿puede producirse un estallido social?

-La pobreza en relación con los que más tienen, pero no en términos generales, hay una cobertura social, a nivel relacional, la brecha social se va agradando y no es justo. Pero no veo un estallido social en Europa. En España, con el 15-M se llegó a pensar pero no lo hubo. Nuestro Estado democrático liberal representativo ofrece mecanismos de control suficientes, si está bien establecido, para responder a movimientos populistas, para renovarse sin llegar al estallido social fuerte.

-Estamos en plena revolución política, con el surgimiento de partidos políticos y crisis en los clásicos, ¿comparte que el bipartidismo ha muerto?

-Los clásicos están en plena decadencia en toda Europa porque la juventud ha perdido la confianza en ellos, los ven en connivencia con los poderes fácticos, favoreciendo a los que más tienen. El PSOE está en sus mínimos históricos, se ha pasado a la izquierda para ganar adeptos entre los jóvenes y no está siendo fácil; el PP no sé cómo mantiene.

-Este resurgimiento de los movimientos fascistas en Espadas y en Europa, esta ultraderecha que retorna, ¿llegan para quedarse?

-Son extemporáneos, no prevalecerán, pero pueden hacer daño y crear mucho dolor y frustración. El Estado liberal tiene sus herramientas, la división de poderes y la libertad de prensa, todo es imperfecto pero están ahí. Trump ha dirigido un movimiento populista que me ha recordado a Hitler, con soluciones fáciles, con política de taberna, al estilo Jesús Gil, y se ha encontrado con un Estado que, con sus defectos, tiene mecanismos para frenarle, evitar que llegue la sangre al río.

-¿Por qué defender la conveniencia de estar en la UE?

-Porque juntos podemos significar algo en el mundo, solos casi nada o nada, la última palabra la tiene todavía el más fuerte, si no tenemos fuerza no somos nada. Tanto del Brexit como una posible escisión de Cataluña va contra el espíritu del tiempo, son extemporáneos, no están bien encajadas en su mundo. La sociedad camina hacia la aglomeración, si no todo será peor, el derecho internacional no tiene sancionador, nadie obliga a aceptar las decisiones de la corte internacional o de la Unesco, ¿quién le pone el cascabel al gato?

-Cataluña está en el centro del debate político, ¿el independentismo no tiene futuro?

-El estado liberal no permite que ninguna subunidad del estado pueda decidir por su cuenta si es o no independiente dentro de su constitución porque tendría que permitirla a todas sus subunidades y esto llevaría al Estado al absurdo y a su propia destrucción. Nadie hace leyes para suicidarse.

-¿Las elecciones catalanas abrirán el camino para solucionar?

-Ante la falta de reconocimiento internacional y que no hay una mayoría suficiente para imponer de hecho la independencia, ni fuerza para ello, salga lo que salga tendrá que moverse dentro del marco constitucional español y la Unión Europea porque la relación de intereses y fuerzas del entorno no facilitarán la independencia. Es absurdo porque vamos a una unificación europea que hará obsoletos los estados.

-¿Cómo será ese mapa?

-Las regiones tendrán mayor relevancia con el tiempo, pero a través de los entes jurídicos existentes, los estados nacionales, lo demás será una distorsión. Habrá una superación de esos estados nacionales, ya lo decía Ortega. Eso no quita para que haya movimientos dialécticos en contra, pero la tendencia es esa porque el estado nacional está agotado y sus posibilidades también, lo decía Ortega en 1937. Todos los países son aglomeraciones y Europa es una parte pequeña del mundo, si no nos unimos no vamos a ninguna parte.

-¿Por qué cree que la Constitución se ha convertido casi en palabra de dios en España?, ¿de dónde ese miedo a cambiarla?

-No hay nada sagrado. La Constitución ha funcionado bastante bien, hay que cambiar lo que creamos que es posible, no hacer una nueva porque para que sea aceptada tiene que tener una mayoría grande de consenso, si no cada mayoría podrán cambiarla. Eso es lo que debemos buscar, consenso.

-¿Cómo debemos articular esta plurinacionalidad existente en España?

-Debemos hacerla más federal, como en Alemania, que las comunidades autónomas intervengan en la gobernabilidad del Estado de modo más directo, con una cámara como el Senado, que contribuyesen a esa gobernabilidad. En cuanto a las subunidades de Estado con características propias, debe llegarse a un compromiso de convivencia, deberían sentirse sujetos de derechos y deberes frente al Estado para facilitar acuerdos en el sistema de financiación.

-La corrupción, ¿es irreversible en el gobernante, en la propia sociedad?, ¿es imposible conseguir una ciudadanía y una clase política honesta y entregada al gobierno en el beneficio del ciudadano?

-La dialéctica entre interés particular y bien general es inherente a la sociedad, por eso existen la ética y el derecho. Hay que crear instrumentos que hagan coincidir lo más posible ambos intereses. Si los políticos no tienen un control lo más probable es que caigan en la tentación de buscar su propio provecho. Una ley de transparencia seria y sólida, facilitando las denuncias, y ofreciendo información, será una medida de prevención decisiva de la corrupción. La Ley de España merece una mejora.