Unos días después, Ana y Gonzalo tienen que desplazarse a la misma ciudad por motivos de trabajo. Sin pensarlo dos veces, Ana le propone a Gonzalo quedar para comer juntos. Él acepta sin vacilaciones, pero el día antes, Gonzalo se pone de nuevo en contacto con Ana para anular la cita porque su pareja quiere acompañarlo en dicho viaje. Ana se enfada. Ante la situación, Gonzalo, decide quedar con Ana, como habían hablado en un principio. Los dos solos.

Sexto encuentro 18 Marzo del año 2014.

Se reúnen en una terraza. Las mollejas estaban asquerosas.

De las vacaciones de Cuba, simplemente, no volvieron a hablar. Aunque Gonzalo nunca le dijo que "no" a ese viaje, Ana tampoco se atrevió a preguntar.

A mediados de Abril, Gonzalo le cuenta a Ana que se va a Granada unos días con su novia. Es uno de entre tantos destinos que a lo largo del año se pueden permitir.

Se acerca el cumpleaños de Gonzalo, y por circunstancias de la vida, Ana viaja nuevamente a la ciudad que lo vio crecer. En ella reside algún tiempo. Ana está segura de que, como ocurrió cuando se conocieron ese 28 de Abril, podrá volver a felicitar a Gonzalo el día de su cumpleaños.

Séptimo encuentro. Mayo del año 2014.

Sin embargo, esta vez Ana no está invitada a la fiesta.

Su sentimiento es una mezcla entre la decepción y el asombro. No entiende por qué la persona con la que habla prácticamente a diario, aquella a la que le cuenta todas sus idas y venidas, aquella a la que apoya y a veces mima, aquella a la que le da las gracias y a veces se disculpa entendiendo sus pequeñas diferencias, no ha sido capaz de invitarla. No obstante, después de asimilar la decisión de Gonzalo es capaz de entender que este no le tiene que rendir cuentas a su novia sino a su propia decisión. La estancia de Ana en la ciudad va llegando a su fin y tras varios intentos fallidos para poder quedar con Gonzalo, este, por fin, acepta. Así pues, su insistencia queda recompensada con un breve encuentro, donde tomaron algunas cañas.

De vuelta a la rutina, los dos retoman su habitual costumbre de escribirse a través de mensajes.

Ana nota algo distante a Gonzalo. Siente miedo. No quiere perderlo. Quiere decirle que le quiere pero no se atreve y la única solución que encuentra, después de mucho meditar, es confesarle lo que siente a través de una carta.

Llegado el verano, Gonzalo le comunica a Ana que se va de vacaciones dos semanas a Croacia. Ella da por hecho que lo hará con su novia por lo que, durante ese tiempo, intenta mantenerse al margen limitando su intercomunicación. Pero Ana recibe un whatsapp desde Croacia. Es una foto de Gonzalo.

Gonzalo: "Estoy en el sitio más increíble del mundo. Hoy me he terminado el libro que me recomendaste. Me ha gustado. Ya te diré donde estoy y como se llama el sitiosi te portas bien".

Ana: "Me das mucha guerra. Seguro que es un sitio impresionante. Croaciabuena elección. No tienes mal gusto para algunas cosas. Llevas un bañador muy bonito".

Él le manda una segunda foto por la noche.

Gonzalo: "La isla en la que estoy ahora se llama Vis y es espectacular".

Ana: "Investigaré sobre esa isla tan espectacular".

Ana no quiere ser menos y también le envía una foto a Gonzalo. Se la hace formando parte de un paisaje similar a aquella que protagonizaba él dos años antes: "casi" tirándose desde las rocas de una cala, "casi" tan espectacular. La desnudez es el foco común en ambos retratos. Le adjunta un escrito al whatsapp: "Te la debía". Gonzalo le contesta: "Qué grande, es buenísima".

Octavo y último encuentro. Octubre del año 2014.

Pasado ya el verano, en una tarde de esas en las que no sabes si hace frío o calor, los dos vuelven a encontrarse. De nuevo ella es quien llama y él quien acepta.

Tras el encuentro no han vuelven a verse.

En Abril del 2015 ella le felicita por su cumpleaños y le manda el beso que convence:

Ana: "En una ocasión te mandé "el beso que convence". Hoy quiero ir más allá para que no notes esos años que te van cayendo sin control siendo este beso el que te haga sentir algo más "adolescente". Por ello, querido, hoy será el beso que indaga, el que susurra, el que te haga temblar, el que casi obliga, el que desarma. El que no te hace soñar".

Gonzalo: "¿El beso que no me hace soñar?".

Ana: "Hoy hace exactamente dos años que te conocí. Era tu cumpleaños y fue por casualidad. A veces, creo que confiar en las casualidades es lo mismo que creer en Dios. Pero me cuesta mucho aceptar que nuestro destino está en manos de todo Ello, puesto que pienso que lo que realmente hace que nuestras vidas vayan en una dirección u otra son nuestras propias decisiones. Aunque, ciertamente, creer en las casualidades o en un ser superior, a veces puede resultar necesario. Si yo ese 28 de abril no hubiera tomado la decisión de ir al cumpleaños de la persona más interesante que he conocido en mi vida, hoy no estaría escribiéndote esto. Sin embargo, no sé si ese Dios, del que muchos hablan y en el que muchos creen, decidió que fuera una casualidad, o solo formamos parte de una coincidencia sin el poder de su divinidad. No tengo ni idea. De lo que sí estoy segura es que con la persona que hablo a menudo por whatsapp está llena de bondad, de inteligencia y de una genética generosa que le ha hecho sumamente atractiva. Además sé que tiene la misma capacidad de endurecerse que de ablandarse, lo que puede resultar maravilloso. Por todo ello, y mucho más, te voy a seguir queriendo y diciéndotelo tantas veces como me lo permitas hacerlo. También sé que no me he enamorado del amor como en una ocasión usted me dijo. Sigo pensando que la persona que acabe sus días a su lado será muy afortunada. Querido, es un placer, y lo seguirá siendo siempre, aunque no me traiga peces de San Juan, ni me pague sus apuestas".

Gonzalo: "Ohhh Touché".

Acochados y muy juntitos

2 Amaranta Ratón (Sexóloga)

Los enamoramientos

Ana y Gonzalo juegan al amor y se enfrentan al deseo difuminado por la distancia. El genero epistolar es lo que tiene, que los finales sorprenden

CORNERSTONE