«Una fabulación urdida con mentiras», con «declaraciones con tintes cinematográficos» de las presuntas víctimas de la penetración vaginal con dedos y pene. Así calificó la defensa del acusado de delitos de abuso sexual a dos mujeres que se alojaban, propietario del establecimiento de tratamientos de salud alternativos de la provincia, quien se declaró «inocente» al final del juicio. La letrada pidió la absolución por las dudas sobre lo ocurrido durante el «Masaje de la Diosa», que las mujeres aseguran que terminó con la penetración vaginal con dedos y pene.

La defensa llegó a decir que una de las dos denunciantes cuenta una «mentira porque tiene que justificarse ante su marido cuando llegue la citación judicial». Sin dejar de cuestionar la actitud de las dos clientas del masajista, ni de preguntarse «por qué no se levantaron en ese momento», cuando las comenzó a tocar en la zona vaginal, incluso el clítoris a una de ellas, algo tan «grave como para denunciarle» en la Guardia Civil de Zamora y no días después en Canarias, de donde son originarias y donde residen. Además, «por qué no le dijeron que no les gustaba» y se fueron, dos mujeres de 39 y 33 años, una de ellas quiromasajista y la otra una ejecutiva, subrayó. «Mi cliente no es adivino para saber que tiene que parar», manifestó en sus conclusiones la letrada en un tono vehemente para llegar a calificar de «desfachatez» la versión de la presunta víctima que es masajista, de quien dijo que «miente, no se le puede creer nada, es una mentirosa». Hizo hincapié en que se trataba de un masaje tántrico, que se define como emocional y espiritual, pero nunca sexual, y que las dos mujeres lo sabían, dando a entender que conocían a lo que se arriesgaban, a pesar de lo que la otra denunciante decide contratarlo, lo que «es incompatible con que diga la verdad cuando describe que el acusado la penetró con los dedos y el pene sin que ella consintiera. El imputado, pues, «no tuvo ningún indicio de que no les gustara o no estuvieran conformes con lo que estaba haciendo», actitud de las acusadas que «no es compatible con la normalidad ni con su edad».

La abogada llegó a afirmar que «hay que creer al acusado», según ella «porque si pretendía meter los dedos en la vagina de sus clientas, ¿por qué lo hace con una sí y con otras no?» y afirmó que había contradicciones en el relato de las dos víctimas. Y reiteró que había folletos explicativos sobre el masaje en el centro y que una admite que grabó la entrevista con el acusado. «No la aportan en el juicio porque no les interesa, saben que ahí se explica el masaje». La abogada acaba diciendo que «no paso nada en la cabina que las dos mujeres no hubieran querido que pasara», «no hubo un ataque, todo fue consentido». Y termina declarando que «se construye algo mediático».