La historia de amor de J.M.P, de 81 años residente en la comarca de Toro y la canaria A.L.R., de 78 se despertó, fulgurante, en un viaje del Imserso en Tarragona, pero ha terminado como el rosario de la Aurora, en la sala de vistas de la Audiencia Provincial, donde ayer se vio el juicio en el que se ventila una denuncia por estafa por parte de él, que reclama a ella los 32.000 euros que dice le dio para comprar un apartamento, aunque la mujer sólo acepta devolverle 15.000, los que tenía reservados para la boda que nunca se celebró, ya que el resto fueron gastos comunes.

La pareja se conoció un mes de octubre del año 2013 en Tarragona y en noviembre el toresano ya se había ido a vivir con la canaria al piso donde ésta moraba en Las Palmas. La relación iba viento en popa, hasta tal punto que el hombre convivió durante varios meses con su nueva pareja, hicieron planes de boda e incluso fueron preparando el papeleo para contraer nupcias. J.M. agricultor jubilado, había vivido siempre en el pueblo con su hermana, también de avanzada edad, B.P., quien llegó incluso a viajar a Las Palmas para conocer a la pareja de su hermano. El hombre estuvo viviendo en Canarias unos meses, con tan solo un intervalo para acudir a una cita que tenía con el médico en Zamora, y mantuvo una buena relación con su pareja, de la que da fe el hecho de que incluso acudió a la comunión de una de las nietas de A.L.R.

En este tiempo el hombre fue ingresando en la cuenta común con la mujer cantidades de dinero: por transferencia, de las que hay recibos, un pago de diez mil y otro de 15.000 euros; y sin constancia documental, retiradas en efectivo de 600, tres mil, dos mil, 200, dos mil...hasta más de siete mil euros. El caso es que J.M. regresó a su pueblo en mayo de 2015 porque su hermana estaba enferma y a la espera de que su novia se desplazara también hacia el mes de agosto, coincidiendo con las fiestas.

A partir de ese momento es cuando las versiones difieren. Según el denunciante, al llegar a Zamora se percata de que de la cuenta común donde debían estar las transferencias han desaparecido los 25.000 euros (diez más quince mil). Llama a su pareja canaria para pedirle explicaciones, pero no coge el teléfono, lo que le hace sospechar que se ha quedado con un dinero que, según afirmó en el juicio, era para comprar un apartamento que podrían a nombre de J.M., una ganga que ella había encontrado en las islas. Por eso la denuncia por estafa. Negó además que él quisiera contraer nupcias "era ella la que se ponía pesada con esto de casarse".

La versión de la denunciada es radicalmente diferente. Según ella los diez mil euros los gastó en ropa y equipamiento para el hombre, que se presentó en Canarias prácticamente con lo puesto, poco más que las zapatillas. Acredita que ambos llevaron una convivencia durante varios meses, con viajes incluidos a Tenerife y llevando "una buena vida" y en eso se fue el dinero. Los otros 15.000 euros eran, aseguró por vídeo conferencia, para los gastos de la boda y de hecho, tras la denuncia los ha consignado en el juzgado, porque siempre los mantuvo en su cuenta para este fin y no tocó ni un euro de ese dinero. Argumenta que el apartamento que compró su hija estudiante no fue con el dinero del toresano, sino con los ahorros que le iba dando su padre y hermanos.

La acusación pide para la mujer tres años de cárcel, que devuelva los 32.000 euros y una multa por un delito de estafa, la fiscal dos años por el mismo motivo mientras la defensa solicita la libre absolución de su patrocinada, por entender que el asunto se solventa con una reclamación civil del dinero que J.M. crea que le pertenece y ya se juzgó en otra ocasión, archivando el caso.