Mariano González García salía por aquel entonces a las cinco o las seis de la tarde de Zamora para llegar al destino a las cuatro de la madrugada, comprar, salir de vuelta a las cuatro de la tarde y llegar a la capital zamorana a las seis o siete de la mañana, justo para abrir su puesto en el Merca Zamora. "Y, si vendíamos rápidamente, volver a irnos". De modo que, llegó a viajar dos o tres días por semana a Valencia, donde ya se había hecho sus contactos y podía elegir las mejores naranjas, entre otras frutas. Era ya 1970 y había decidido montar su propio negocio: Frutas Mariano.

El almacén era el que tuvo Frutas Teodoro, "cogí el traspaso y con un empleado, se incorpora al negocio mi mujer", Soledad Mateos Esteban. Llegaron a tener tres emplados y Colás, "un primo de Sole", repartía los pedidos con una furgoneta Alfa Romeo. "Ella se quedaba al mando mientreas yo me iba de viaje con otro chófer. Es ahí, al traer a granel las naranjas, cuando seleccionaba las mejores en la calle de Hernán Cortés, donde ya tenía dos locales en renta, instalé la cámara y empecé a etiquetar las naranajas como "MG", las iniciales de mi nombre. Al principio, con tinta, con tampones", el papel llegaría más tarde.

La marca zamorana, que Mariano González registró, comenzo a venderse cada vez más, el boca a boca y la visión comercial del empresario zamorano, que supo valerse del reclamo publicitario en la radio (Radio Popular y Radio Zamora), fueron generando el pequeño imperio naranjero. "En Valencia cogí almacenistas que me seleccionaban las naranjas de mayor calidad y allí ya me colocaban la etiqueta "MG", aún con sello". Cuando las ventas se incrementaron de forma importante, en 1975, "pasé a comprar a otro almacén más grande de la localidad valenciana de Sueca, donde también me seleccionaban esta fruta y ya las colocaban el sello auténtico de papel". Con los hijos de este almacenista, con Paco Tur, "empiezo a reconocer los campos de Sueca, Gandía, Cullera, donde se cultiva la naranja más dulce y de piel fina, de ahí seleccionábamos las mejores para traerlas a Zamora. Él tenía la marca "Epoque" y yo "MG". Es ahí cuando las hacemos potentes".

El registro de la patente de la marca zamorana se formalizaría en 1978, "se vendía en exclusiva en la provincia, en todos los pueblos, entonces se compraba mucho", un negocio que la familia González Mateos sostuvo con sumo esfuerzo y mimo, que llegó a ser tan próspero que "en Morales del Vino, en una finca de 800 metros cuadrados, tuve un almacén de 1.000 metros cuadrados, con once cámaras, la naranja tiene que estar ella sola", no puede compartir cámara con otros productos porque pierde calidad. "Llegué a tener cinco trabajadores, además de mi mujer, mi hijo el pequeño, que echaba una mano, y yo mismo", añade este hombre, que a sus 81 años se mantiene en plena forma.

Su producto se consumió durante 26 años en los Hospitales, una operación que le sirvió para abrir mercado en la provincia y conseguir que los fruteros de todo Zamora adquirieran su producto por excelencia, la naranja MG, de una calidad sin parangón, que le permitió ganar clientes fieles como el colegio del Tránsito, hasta el Eroski me le buscó, "pero no se las quise vender porque perjudicaba a las fruterías". Exigente como era, "llegué a devolver entre 8.000 y 10.000 kilos, cuando no iba yo a comprarlas, me las hacían mal", explica Mariano.

Fue uno de los industriales que inauguró Merca Zamora, en el que ocupaba tres módulos como "Frutas MG, la boutique del Merca, con un grandísimo cartel", aunque "los mejores años fueron los seis o siete antes de subir allí". En 1995, adaptó un camiones Renault para instalarle una cámara hasta que adquirió otros que ya venían equipados para poder traer la mercancía desde Valencia a Zamora en mejores condiciones. Continuó yendo a Valencia, al Puig, en cuyo mercado llegó a tener un corredor, a Corbera, a Xeraco, hasta que se jubiló, a los 69 años de edad, y llegó a realizar hasta tres viajes con 20.000 kilos de producto en cada no.