La juez de Violencia de Género acaba de dictar un auto de alejamiento respecto de su hija y de su exesposa, a las que no podrá aproximarse a menos de 200 metros, y prohibido comunicarse por ningún medio con ellas a un vecino de Zamora, por el "temor que sienten" madre e hija a causa del maltrato sufrido, según expresaron al ser interrogadas. La menor de 11 años de edad, muestra situación de nerviosismo, de "labilidad emocional" (inestabilidad), de "angustia al inicio de los periodos con su padre", de iniciales S.R.G., y "llora" cuando tiene que regresar con él. Reiteró ante la magistrada y el fiscal de Menores "su deseo de "morirse" antes que volver a estar con el padre" por ese miedo que le infunde. Este testomonio ya fue recogido en un informe del CEAS, remitido al Juzgado, en el que se califica como de "muy dañada" la relación de padre e hija, quien cuenta que recibe "tortazos y empujones" por parte del acusado, por lo que la juez considera "necesario" emitir "una orden de protección" y suspender las visitas, medidas que se mantendrán aunque el hombre, investigado por los delitos de violencia de género y doméstica (de padre a hija) habituales, recurra el auto. La mujer se separó del acusado a los tres meses de casarse y el juez estableció un régimen de visitas restrictivos para el bebé, de una hora en el punto de encuentro, modificadas cuando la niña cumplió los cuatro años.

La magistrada justifica la dureza de la medida impuesta ahora para "evitar nuevas agresiones y para garantizar su tranquilidad y sosiego" y "velar por el interés superior de la menor", por la "gravedad de los hechos investigados", de tal entidad que excluye cualquier excepción a la orden de protección dictada para el investigado, que se ha declarado inocente de todos los episodios de maltrato que han relatado las dos presuntas víctimas.

Frente a la versión del hombre, la juez opone el informe remitido por el CEAS del que "se desprende la existencia de indicios racionales de los delitos" sobre los que se abre la investigación, así como el "relato constante, coherente y uniforme" de la niña sobre agresiones verbales y físicas, "relatando episodios como que el padre bebe y coge el coche, y no le muestra los cuidados adecuados"; que en ocasiones no hay comida en casa, que nunca se baña en Zamora o cómo le deje sola o con desconocidos para ella, como una noche en las fiestas del pueblo paterno, cuando le dijo que iba a orinar hacia las 23.30 horas y le dejó al cuidado de alguien para llamarle hacia la una de la madrugada para que se acercara a donde él estaba.

La niña también ha contado cómo en una ocasión le trató de forma agresiva y se hizo daño en la bañera, cómo en ocasiones han llevado amigas a la casa, en la que no cuenta con una habitación propia, y ella ha tenido que dormir en el sofá. El CEAS recoge que la menor expresa su "temor a ver al padre por miedo a que la vuelva a pegar, llegando a manifestar que "prefiere morirse a estar con su padre"", al que hacer referencia el auto judicial para recalcar que se "evidencia una situación de temor que ha sido apreciada en su exploración judicial". El CEAS recoge que "desde el equipo sí se ha podido constatar la angustia que vive al inicio de los períodos de visita con el padre". La magistrada añade que estos profesionales señalan que "la menor sigue relatando ante dicho equipo conductas agresivas del padre hacia ella de forma verbal y física".