El tañer de las esquilas, el bullir del gentío o el sentir de sus protagonistas son algunos de los detalles reflejados en el reportaje realizado sobre las mascaradas de Aliste publicado en Le Monde. En concreto, el trabajo titulado "Le masque et la brume" ("La máscara y la neblina", en su traducción del francés) aparece en el número 86 de la edición digital e impresa del magazine Le Monde des Religions y fue escrito por la periodista de origen zamorano Nuria Tesón e ilustrado con las fotografías de Miguel Ángel Sánchez.

Durante la Navidad de 2014, ambos periodistas independientes se desplazaron durante seis meses a Aliste para aproximarse a la festividad prerromana, "surgida del letargo invernal para apelar al renacimiento de la naturaleza", tal y como sintetiza el sumario del texto. Instalaron su estudio en Rabanales, en una vetusta casa de piedra de 110 años de antigüedad y desde allí reprodujeron las luchas de los ancestros, sus danzas y sus poses mientras en las localidades cercanas de Aliste y Tierra del Pan se celebraban los paganos rituales a pie de calle.

Estaba previsto que el reportaje se publicara el pasado año, sin embargo, los editores "consideraron entonces que no era lo suficientemente interesante como para aceptarlo", recuerda Nuria Tesón. Tras el cambio de parecer, los responsables del medio francés le dedican ahora seis páginas y nueve fotografías. "No sé qué pudo atraerles del reportaje, pero imagino que lo que nos atrae a todos de las mascaradas: ese misterio que las envuelve y esa capacidad que han tenido de trascender en el tiempo y en la historia a través de generaciones para llegar hasta nosotros", arguye. Desconoce la repercusión del reportaje, publicado en el diario francés de mayor tirada, aunque apunta: "Lo más importante no es que haya llegado tanto a muchísima gente sino que está llegando a un público diferente fuera de nuestras fronteras y está sirviendo de alguna manera para conseguir el objetivo que Miguel Ángel y yo teníamos cuando decidimos hacer este trabajo y se lo ofrecimos a la Diputación, cuyos responsables se mostraron encantados de recibirlo y de apoyarlo para que el valor y la singularidad de nuestras mascaradas se conozca fuera de nuestras fronteras".

Como zamorana, asegura que "es un orgullo" tener la oportunidad de dar a conocer los antruejos cuya "fuerza primitiva y original mantiene viva la llama de los pueblos". En este sentido, Tesón describe con entusiasmo el enlace intergeneracional que se produce entre jóvenes y mayores gracias a una misma identidad. Además, destaca la progresiva "evolución" de la celebración con la incorporación de las mujeres al festejo. "Muchos de los pueblos del reportaje están perdiendo la mayor parte de su población, principal razón por la que ahora por ejemplo en Abejera las chicas están teniendo que unirse a la fiesta por lo que de alguna manera eso puede ser algo positivo, también pasó en Pozuelo de Tábara donde una mujer por primera vez fue la protagonista de la fiesta", rememora.

A falta de que las mascaradas sean distinguidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, Tesón defiende que son "un bien de valor incalculable". "La gente de los pueblos necesita todo el apoyo que podamos darle para sobrevivir y lo mejor que podría pasarle a las mascaradas de Zamora es que fueran reconocidas como tal", concluye.