Debajo de la estatua de Viriato estaban los Niños de la Doctrina; a la altura de la piscina del Parador un templo llamado de San Andrés, del que se conocen todos los detalles, desde la fecha de la primera piedra, el 3 de febrero de 1093 al nombre del herrero, Bermudo, y un edificio que parece de viviendas frente a la Puerta de Doña Urraca resulta que es la iglesia de San Bartolomé. Son solo tres de los 26 emplazamientos que visitaron en la tarde noche del pasado sábado en torno a 300 personas, que acompañaron durante todo el recorrido a Florián Ferrero, encargado de las explicaciones.

La actividad organizada por la Asociación Virgen de la Saleta, un recorrido por las iglesias desaparecidas de Zamora, superó incluso el éxito de la anterior edición, dedicada al mayor conocimiento de las torres de la ciudad y desbarató totalmente las previsiones, ya que las 150 hojas con explicaciones y planos editadas apenas llegaron para la mitad de los asistentes.

"A la gente le gusta conocer la historia de su ciudad", explica Florián Ferrero, que reconoce haberse visto sobrepasado por la masiva afluencia y reclama que se lleven a cabo más actividades de este tipo de la ciudad, a ser posible incluso con algunos medios más, que permitan una visita más cómoda. Y es que moverse con 300 personas no es fácil, pero todo el mundo aguantó hasta el final del recorrido por el apasionante mundo del patrimonio que un día tuvo la ciudad y que hoy ha desaparecido. Lo mismo ocurrió el pasado año, cuando la actividad estaba dedicada a las torres. Con previsión de asistencia en torno a 30 personas, se había programado subir a algunas de ellas, pero hubo de descartarse este propósito porque con 250 asistentes resultaba imposible.

La antigua iglesia de La Concepción (Biblioteca), las de San Julián de los Bueyes y San Julián del Mercado (vistas desde el mirador de San Cipriano), la iglesia de la Candelaria (que se adivina en una de las entradas del colegio Divina Providencia), la iglesia de San Gil, en la plaza del Maestro Haedo o la iglesia de Santa Eulalia (uno de cuyos retablos se conserva en San Andrés), fueron algunas de las paradas del camino, que los presentes siguieron sin perderse detalle, apiñándose para escuchar con mayor atención, tomando notas y preguntando por los detalles que se conocen de muchos de estos templos.

No en vano Ferrero es autor de numerosos artículos científicos sobre esta materia prepara una magna obra sobre la revolución urbana de Zamora en el medievo. "Tengo escritos 600 folios y calculo que me faltarán otros tantos", explica el que durante muchos años ha sido director del Archivo Histórico Provincial. Habrá que esperar a que esté terminada para conocer más detalles de la apasionante historia de Zamora.