El perito valoró el grupo electrógeno que sustrajeron de un taller de automóviles en Benavente en 5.215 euros, la misma cuantía que el dueño del negocio exige a un feriante gallego al que implica el robo del material, ocurrido entre el 12 y el 13 de junio de 2010, delito por el que la acusación particular pide una condena a 3 años de prisión, al igual que para el exempleado del dueño de la atracción infantil. Este último imputado, en paradero desconocido y que se autoconfesó autor del robo e inculpó al feriante, de iniciales F.L., sería el único responsable de la desaparición del grupo electrógeno, según la Fiscalía Provincial, que solicita para este procesado, de iniciales R.M., dos años de prisión.

La buena relación del feriante, que es gallego, con el dueño del taller benaventano permitió que el empresario le dejara usar una nave en su negocio para estacionar la caravana y poder pernoctar cuando se encontraban en la comarca zamorana. F.L. tenía llaves de las instalaciones y "andaba como perico por su casa" por ellas, con total confianza, según se puso de manifiesto en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal. El otro acusado, que no compareció a la vista oral, también tuvo acceso al recinto porque trabajó para el feriante haciendo camas elásticas y pernoctaba con su caravana. R.M. acudió en su día a la policía para confesar varios robos cometidos con F.L., entre ellos este de Benavente, lo que provocó la apertura de una investigación judicial en la que la Fiscalía terminó por imputar solo a R.M., del que no tiene duda que cometió el delito.

El fiscal solicitó a la magistrada la absolución para el feriante gallego porque "solo hay sospechas, pero no pruebas, la única que existe es que el otro acusado dice que estaba con él cuando cometió el robo", una inculpación que considera que hizo por despecho, "porque acabaron mal". Hizo especial hincapié en lo extraño de que "tardara entre siete meses y un año" en denunciarle, una confesión que solo busca "vengarse" después de que F.L. le echara de la caravana.

El abogado de la defensa solicitó la absolución porque la acusación particular está "huérfana de pruebas" e insistió en que sería absurdo que forzara las cerraduras cuando tenía llave de la nave. Se apoyó en el testimonio del perito para asegurar que el peso del grupo electrógeno, 300 kilos, resultaba excesivo para que pudieran sustraerlo dos personas solo. El letrado del dueño del taller apuntó que F.L. tenía un camión grande con la puerta trasera levadiza, con lo que sería fácil introducir el material robado.