Sin miedo a un público juvenil, -"porque no tengo miedo escénico, solo a no hacerlo bien"- el poeta Karmelo C. Iribarren compartió sus versos entre los alumnos de secundaria que participaron en los Encuentros Literarios de la Biblioteca.

-¿Puede atraer más a los jóvenes una poesía que se sale de los cánones clásicos como la suya?

-Creo que sí, tiene a su favor para ello el que se trata de una poesía de línea clara, que la entiende todo el mundo, porque habla de experiencias humanas y situaciones cotidianas que todos hemos vivido o visto. En definitiva, habla de la vida, que es algo que nos compete a todos y considero que a ellos les llega eso. Agradecen que sea tan directa y que entiendan lo que trato de transmitir.

-De todas formas, ¿es más complicado llegar a estos lectores por el verso que por la prosa?

-Puede ser que sea más fácil hacerlo con la novela. Además, la poesía ya tiene por sí fama de género difícil por un lado y de cursilada por otro. Esto va en contra de la poesía y de la aceptación por parte de la gente. La novela es una historia en la que el joven se puede implicar, porque saben lo que le va a dar y situarse, ya que hay una cierta similitud con las series de televisión, por ejemplo. Pero creo que cuando los jóvenes consiguen traspasar esos muros, la poesía les llega con facilidad.

-Los oficios por los que ha pasado, desde fontanero a camarero, ¿han marcado su poesía?

-Como no fui a la universidad, trabajé esporádicamente en bastantes cosas, algunas apenas un mes, porque eran tiempos de una crisis terrible. A lo que más me he dedicado ha sido a la hostelería y creo que el trabajo en el bar y todo lo que le rodea sí ha marcado mi poesía. Del resto de ocupaciones quizá haya algún rastro en algún poema o texto en prosa de "Diario de K", pero no creo que mucho.

-¿Cómo se acercó a los versos?

-Yo era un niño al que le gustaba leer, pero no los tebeos, sino novelas resumidas, sobre todo. Había ya ahí una especie de tendencia previa, pero en el instituto me dio clase de literatura una profesora que me hizo interesarme por la poesía. De ahí no paré, para desgracia de otras asignaturas y de mi futuro. Me dediqué mucho a estudiarla por mi cuenta y creo que esa profesora tiene bastante culpa (risas).

-¿Cómo define su poesía?

-Creo que es una poesía vivencial, de línea clara. Pretendo que sea emocionante e irónica, aunque también es por momentos elegíaca, porque de alguna manera tiene una cierta dialéctica, es la descripción casi de un personaje desde que es más joven, a través de la vida. A medida que pasan los años uno se ríe, pero no de la misma manera. Más bien lo hace por no llorar, así que también tiene ese punto de tristeza.

-¿La crisis le ha inspirado de alguna manera?

-A mí no, porque yo siempre he estado en crisis. Pero es verdad que en estos años tan duros para mucha gente ha habido un cierto resurgimiento de una poesía social o de denuncia. Yo no es que no sea permeable a ello o que no me afecte, pero mi poesía, en ese aspecto, no es coyuntural. Cuando las cosas iban bien hace una década, yo ya escribía sobre la gente que lo pasaba mal, lo que parecía casi un contrasentido en ese momento. Es lo que he seguido haciendo, por eso en mi poesía siempre aparecen mendigos o gente a la que le van mal las cosas.

-Refleja la cruda realidad, pero ¿hay también espacio para el amor en sus versos?

-El amor es un tema en mi poesía que, si no es el principal, es de los más significados. Y además en todas sus vertientes, eso nunca ha desaparecido. Aunque he de decir que en este último libro que he publicado, los poemas de amor son menos. Sin embargo, la gente que lo ha leído dice que son los mejores del libro. Así que son menos, pero, al parecer, por suerte, son buenos.

-¿Qué le reporta ser un poeta tan reconocido en las redes sociales?

-Yo me embarqué en las redes sociales un poco tarde, cuando ya había publicado la segunda edición de mis poesías completas. Ahí fue donde me di cuenta de que había gente que me seguía. Hasta entonces, no era muy consciente de que tenía lectores. Las redes sociales las utilizo de manera muy primaria, para dar noticia de mis publicaciones o publicar algún verso mío o de algún amigo. Así que, aunque suene mucho en las redes, no soy un gran entendido, soy bastante básico. Pero sí he visto que mis libros están en muchos sitios, así que se agradece sentirse reconocido.