Cuando era pequeña, su forma de evasión era el encuentro con sus amigas en la biblioteca situada cerca de su casa, en Monzón. Parafraseando a uno de sus autores favoritos, asegura que "la vida está manchada de tinta" y la suya está empapada de la pluma de escritores anglosajones y norteamericanos, especialmente del siglo XIX.

Tras pasar un año en California, la escritora aragonesa Luz Gabás se licenció en Filología Inglesa y más tarde logró la plaza de profesora titular en la Universidad. En 2012 publicó su primera novela, "Palmeras en la Nieve", uno de los grandes éxitos editoriales que además fue llevada al cine. "Regreso a tu piel" fue el título de su segundo libro y "Como fuego en el hielo" -publicada por la editorial Planeta- da nombre a su tercera obra con la que cierra una trilogía emocional sobre la que ayer disertó en el foro del Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, celebrado como cada jueves en el paraninfo del Colegio Universitario.

Basada en la construcción de un sueño en las indomables montañas que separan Francia y España y ambientada a mediados del siglo XIX entre guerras carlistas y revoluciones, su última novela se vertebra en dos partes que dan pie al sugerente título. "En "Como fuego en el hielo" quería hablar de la vida. Para mí, inicialmente la vida es una tensión entre la razón y la pasión, entre el fuego y el hielo de la montaña, de lo que ocultamos en nuestro interior porque realmente no mostramos cómo somos por dentro? ¿cuántas personas hay que por dentro son un volcán y sin embargo lo que transmiten hacia fuera es cierta frialdad?", cuestiona.

En la línea de sus anteriores obras, "Como fuego en el hielo" es una novela romántica, no solo por época sino también por tono. "En la actualidad se emplea la palabra romanticismo solo con el significado de amor o rosa pero no es así. El romanticismo es una época del siglo XIX y lo romántico es una actitud del espíritu en la que están los sentimientos románticos pero no solo el amor sino también la religión, la vida, la muerte, la pasión política, el caos, la revolución, la identidad exacerbada, el nacionalismo, la fantasía, la superstición? por eso digo que mis tres novelas son románticas y dentro de ellas está el amor, el cual aparece como el único elemento que puede redimirnos o salvarnos cuanto todo pinta muy mal", sostiene.

El proceso de documentación histórica y el entorno son también algunas de las claves para llegar a la cima. "Necesitaba que la acción sucediera en el sitio especial para los románticos: la montaña. Era su destino favorito porque es el ideal de naturaleza en estado puro, no trabajada por el ser humano, y además tenía un significado especial, simbólico, de contacto con lo divino. El auge de las personas que desean ir a la montaña a hacer grandes rutas explica muy bien la búsqueda del concepto y de la sensación de libertad a pesar de que sepas que es imposible porque estamos atados a un montón de cosas", relata. Pese a que reconoce que le costó mucho comprender el "lío político" de la época con la larga ristra de partidos moderados, progresistas, revolucionarios y "dentro de ellos además sus propias disputas", defiende que es necesario ser verosímil y preciso para que el lector se sumerja en sus historias.