La hoja de ruta ideada por el departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zamora dibuja tres escenarios con diferentes niveles de gravedad de la sequía. En primer lugar se encuentra la situación de "prealerta", a través de la cual se penalizarían los consumos excesivos y se rastrearía todo tipo de regadíos con tomas de agua ilegales que se dan alrededor de la ciudad. En el segundo estrato se encontraría la situación de "alerta", en la que se daría una atenuación forzada del consumo del agua a través de restricciones en el riego de jardines, llenado de piscinas y baldeo de calles. Además, se podrían registrar disminuciones de la presión nocturna en los hogares y limitaciones de consumo con posibles cortes temporales.

Por último, en el tercer nivel, la situación pasaría a ser de "emergencia". En este caso, se prohibiría totalmente el riego de jardines, praderas y árboles, la limpieza de calles y viales, el llenado de piscinas de uso privado y las fuentes de consumo humano que no dispongan de cierre automático. Igualmente, los ciudadanos se verían afectados por la disminución puntual de la presión del agua y los pueblos del entorno a los que se suministra podrían sufrir más restricciones aún, al darse prioridad a los vecinos de la capital sobre ellos.

Por ahora, el Ayuntamiento de Zamora prefiere ser cauto y no alarmar a la ciudadanía. No obstante, se utilizarán las medidas de este plan en el momento en que sea necesario. El consumo humano, por lo tanto, no se verá amenazado mientras el río Duero baje por Zamora en niveles similares a los actuales y esa es la idea que desde las autoridades municipales y Aquona se ha trasladado.