¿Qué ocurriría si los radares que miden la velocidad de los vehículos fueran ilegales? La conclusión parece sencilla: las multas no tendrían efecto. Ha ocurido en Oviedo, cuyo ayuntamiento se ha visto obligado a apagar los aparatos después de la sentencia del Juzgado de lo Contencioso de la ciudad.

La clave del asunto es que los aparatos deben ir acompañados de un certificado para verificar su fiabilidad. El problema fue detectado a raíz de la denuncia de un conductor, que alegó un error en los radares. Tal y como se ha conocido hoy, tenía razón.