Antonio Suárez Salazar, para el cante Guadiana, pertenece a la segunda unidad de excelentes y señalados cantaores extremeños. La primera, encabezada por su irrepetible tío, Porrinas, seguido de El Niño de Badajoz, Juan Cantero y Niño de La Rivera. En la segunda, en la que se encuentra nuestro cantaor, formando nómina con su hermano Ramón El Portugués -referente obligado para entender una buena parte de la genialidad de Camarón- El Indio Gitano, Enrique El Extremeño o La Marelu, entre otros ¡Casi nada la sobresaliente nómina de artistas de la vecina tierra!

Nuestro protagonista, al igual que algunos de los citados anteriormente, se inicia y consagra cantando para el baile, siendo requerido por los mejores en el difícil arte de las formas. Durante la gloriosa época de los tablaos flamencos, en la década de los setenta y ochenta, compartió cartel con los más señeros artistas de la época. En este caso cantando para escuchar. Así, fue habitual en El Café de Chinitas -donde debuta en 1972- Torres Bermejas y Los Canasteros regentado por el recordado Manolo Caracol. Además, su presencia cantaora ha sido solicitada por concertistas como Paco de Lucía, Pepe Habichuela, Tomatito o Enrique de Melchor, tanto en los directos, como para sus grabaciones.

Poseedor de un excelente metal de voz, eco gitano y afillao, hace el cante más ortodoxo con un sello personal y característico, rebosante de compás y conocimiento de las fuentes. Imparte magisterio, como buen extremeño que es, en los cantes por tangos y jaleos, pero resulta una delicia escucharlo por soleares y seguiriyas. Dispone de varias grabaciones imprescindibles para el aficionado que se precie. En definitiva, un inmejorable regalo de Los Viernes Flamencos del Ramos Carrión para esta noche. Asimismo, y no es desdeñable el aliciente, es la primera vez que Guadiana viene a nuestra ciudad. Hecho incomprensible en una provincia con tanto peso de lo jondo.

Estará perfectamente arropado por su hijo, el brillante percusionista, Antón Suarez, y, el también eminente gitano cordobés, Carlos de Jacoba a la bajañí.

Sin duda, noche flamenca que promete. Y mucho.