Profesora de Historia Medieval en la Universidad Carlos III, la zamorana María Jesús Fuente acaba de emprender un nuevo viaje al pasado. Concretamente, al siglo XIII, desde donde rescata y reivindica a través de su nuevo libro la figura de Violante de Aragón, reina "menospreciada" por la historia, quizá bajo la alargada sombra de Alfonso X, el rey sabio.

- ¿Cuándo arranca su interés por el personaje de Violante de Aragón?

-Hay dos líneas de investigación en mi trabajo: las reinas de la Edad Media y las mujeres en la historia. De mis libros, hubo uno que llamó especialmente la atención en Francia y Portugal: "Las reinas medievales". En mi labor como escritora, he encontrado dificultades para desarrollar conceptos abstractos, pero ha habido un campo donde he conseguido expresarme con facilidad: las biografías. Esto hizo que me animaran a escribir una biografía larga sobre un personaje interesante del que no se hubiera hablado hasta la fecha. Las figuras de las Urracas -la reina y la Urraca de Zamora- eran idóneos, pero o bien ya se habían publicado trabajos o realmente no existía demasiada documentación. En esto que un día me di cuenta de que de Violante de Aragón, la esposa de un rey notable como Alfonso X, no había más que un artículo publicado. Y así fue la elección.

- ¿Cuánto tiempo ha dedicado a bucear en la vida de esta mujer?

-He estado unos cinco años estudiando la vida de Violante, metiéndome en sus entresijos. Cuanto más sabía, más interesante me parecía su trayectoria y su forma de ser. Fue una mujer que pasó sin pena ni gloria por la historia, aunque su intervención en la vida del reino fue fundamental. Para empezar, porque salió de una casa real fundamental: la de Jaime I El Conquistador y su madre, la princesa húngara Violante de Hungría.

- Háblenos de la etapa más temprana de doña Violante.

-Llegó siendo muy niña a Castilla, donde se casó con Alfonso X, posiblemente en Valladolid. Aquí empezó a afrontar la tarea fundamental de una reina: ser madre. He dicho en más de una ocasión que las reinas son las "incubadoras" de la corte. Y ese fue su principal problema, porque no conseguía quedarse embarazada. A tal punto que el rey sabio hizo llamar a la princesa Cristina de Noruega. Previsiblemente, se divorciaría de su esposa para casarse de nuevo y tener descendencia. Pero para cuando la candidata llegó, Violante ya esperaba su segundo hijo y dio a luz a casi una decena más. Desde entonces, la reina consorte comenzó a abandonar su papel de "pobrecita" para transformarse en un personaje capital.

- ¿Por qué fue tan importante el papel de Violante?

-Para entenderlo, hay que pensar que Alfonso X no fue un buen político: tenía problemas con la nobleza, con los reyes de Granada, tampoco se llevaba particularmente bien con su suegro, Jaime I de Aragón... Cuando las cosas se ponían cuesta arriba, allá aparecía Violante para calmar las aguas.

- Es decir, que se convirtió en una especie de "mediadora".

-Violante cumplió todos los papeles considerados fundamentales de las reinas: madre de los herederos y mediadora. Ser mediador es el papel político más importante: un buen mediador no tenía precio. De hecho, esta es la cualidad esencial de un buen político.

- ¿Qué habilidades pudo tener la monarca para este papel?

-Inteligencia natural. En primer lugar, ella se vuelca en esta tarea pensando en sus hijos. Las reinas entran en política cuando tienen que defender a los herederos. Se trata de una doble arma: defienden a sus vástagos y, al mismo tiempo, esto las eleva y les da más poder. Es el caso típico de Violante.

- Imagino que tuvo que ejercer de mediadora en casos capitales.

-Ella interviene muy pronto porque uno de los hermanos de su marido, el infante don Manuel, comienza a defender a un grupo de nobles que se posicionan en contra de Alfonso X. El infante pide ayuda a Jaime I, quien se la concede en primera instancia: arregla su matrimonio con Constanza de Aragón, hermana de Violante. Claro, la reina de Castilla se sube por las paredes al darse cuenta que la maniobra puede ser el punto y final de las aspiraciones de sus hijos al trono. De inmediato, pide una entrevista con su padre para rogarle que rectifique. No se sabe bien si fueron las lágrimas de Violante, pero Jaime I cambia de opinión y decide romper el matrimonio.

- ¿Hay más episodios clave durante el reinado?

-Hay varios, pero uno fundamental. Es la posición de los nobles, que se enfadan con Alfonso X, se "desnaturalizan" y marchan al Reino de Granada. Violante no se lo piensa dos veces, emprende un viaje a Andalucía para convencer a los nobles de que rectifiquen... y también lo consigue.

- Y finalmente llega el momento clave: su desencuentro con Alfonso X.

-Exacto. El heredero al trono es el hijo mayor, Fernando de la Cerda, que muere en 1275. El reino se queda sin sucesor y la costumbre en estos casos era que el nuevo heredero fuera el hijo segundo. Sin embargo, la ley había cambiado y esta dignidad correspondía a los hijos del sucesor fallecido. Lo que ocurre es que Sancho IV, el hijo segundo, se enfrenta a su madre, que apoya a sus nietos, los hijos de Fernando de la Cerda. Se trata de los nietos de dos santos: de Fernando III el Santo por parte de padre y de San Luis, rey de Francia, por parte de madre. Violante se coge a su nuera Blanca, hija de San Luis, y a los nietos, y huye a Aragón. Su padre ya no vive, así que acude a pedir el apoyo de su hermano, quien rechaza prestárselo porque no quiere plantear una guerra con Alfonso X. Al año y medio ya no le queda otra que regresar. Nunca más volverá a tener relación con su esposo.

- ¿Dejaron de convivir desde entonces?

-Así es. Los últimos seis o siete años hasta que Alfonso X muere en 1284, ya no tendrán relación, viven absolutamente separados y sin contacto. Existía un problema político, pero sobre todo personal. Nunca fue un matrimonio bien avenido, pero en la etapa final, con posiciones irreconciliables, terminó profundamente enemistado.

- Y Violante pierde la batalla de sus nietos...

-No solo pierde la batalla de los herederos, sino que ha de regresar empobrecida, aunque su hijo le devuelve algunas propiedades. Violante siguió siempre al acecho, incluso en la muerte de Sancho IV, para conseguir lo mejor para los herederos de Fernando de la Cerda.

- Y ahora usted, consciente de que Violante ha sido históricamente maltratada, reivindica su figura, ¿verdad?

-En primer lugar, cuando alguien la menciona dicen barbaridades sobre ella. Se dice que es una "mala mujer" y "una asesina", porque le achacan haber matado a su hermana Costanza. El famoso don Juan Manuel, el autor del Conde Lucanor, un actor político de primer nivel y enemigo de doña Violante, cuenta que Violante ha puesto veneno en una cesta de cerezas para matar a Costanza. También se ha dicho que fue una mala mujer porque no se comportó de una forma sumisa, como era habitual en la época. En definitiva, hizo cosas que no se esperaban en una mujer de entonces.

- Y enfrente, la imagen inmaculada de Alfonso X, el Sabio...

-Alfonso X fue un rey de primer orden. Su taller cultural tiene un valor impresionante. Lo que fallaba en él era su papel político. En el siglo XVI se decía ya que "de tanto mirar al cielo no se enteraba de lo que ocurría en la tierra".

- Su aspiración de ser emperador...

-Estaba empeñado en ser emperador. Esto se ve incluso en un documento inédito que he incluido en el libro, donde el papa le pide a Violante que convenza a Alfonso X de que no vaya a Francia a verlo, porque no tiene intención de apoyarlo en su aspiración de convertirse en emperador.

- Alfonso X ha pasado a la historia como el monarca de la cultura, ¿era una afición compartida por su esposa?

-No lo sabemos. Ya me hubiera gustado a mí hallar algún documento que lo mencionara, pero no hay datos que permitan saber si fue sensible a la cultura como su marido.