La imagen de San Isidro Labrador continuará presidiendo el número 22 de la avenida de la Feria una vez sea derribado el edificio de Harinas Colino, tradicionalmente conocido como la Panera Social. El promotor del nuevo bloque que se levantará sobre las ruinas de la fábrica ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Zamora a través del cual se compromete a preservar el azulejado e incrustarlo en la fachada del nuevo inmueble. De esta manera, se consigue salvar "algo" de esta emblemática construcción. "Menos es nada", dicen desde el Consistorio.

Han sido varios meses de negociaciones infructuosas hasta llegar a este punto. Finalmente, la antigua fábrica de harinas de la avenida de la Feria será derribada, pero el azulejo se librará de la quema. "En conversaciones mantenidas entre el concejal de Urbanismo y el propietario actual del edificio se ha llegado al compromiso de mantener incrustado en la fachada exterior del nuevo inmueble a construir el azulejado que actualmente se encuentra en un lateral", apuntan fuentes municipales.

La problemática con este edificio nace de su no inclusión en el Catálogo de Edificios Protegidos, algo que le hubiera salvado de ser pasto de escombros en un futuro próximo. En el año 2009, la Junta de Castilla y León recomendó su protección, pero su petición fue desestimada. En marzo de 2011, tras este episodio, el Ministerio de Hacienda procedió a la subasta del complejo harinero de la avenida de la Feria, compuesto por dos cuerpos delanteros de edificación, uno de planta baja y otro de tres plantas, entre los que se haya un patio de entrada, sótano, corral, cobertizos y varias dependencias al fondo, destinadas a diversos usos. Fue entonces cuando comenzó el principio del fin de este emblemático inmueble de la Zamora del primer tercio del siglo XX.

Según el trabajo del estudioso Rafael Ángel García Lozano, la fábrica fue proyectada en 1921 por el arquitecto abulense Gregorio Pérez Arribas, que desempeñó el cargo de arquitecto municipal de Zamora desde 1906 y de arquitecto provincial de 1923 a 1937. En este edificio, prosigue García Lozano, tradicionalmente denominado Panera Social, "se plantea un programa arquitectónico claramente definido por el uso industrial al que será destinado, pero también transido de una clara vocación urbana". De hecho, se localizó no en una zona periférica de la ciudad, sino en la avenida de la Feria, entonces núcleo neurálgico y comercial de la capital con los pueblos de gran parte de la provincia. La antigua fábrica está asentada sobre el solar dejado por el convento de San Francisco, que fue destruido por las tropas francesas en el año 1814.

A principios de este año 2017, el Foro Ciudadano de Zamora registró en el Ayuntamiento una petición formal para dotar de protección patrimonial y cultural a fábrica de harinas San Isidro ante los rumores de demolición que comenzaban a planear sobre el inmueble. Sin embargo, poco después, Francisco Guarido daba al traste con estas aspiraciones. "Lamentablemente, es fácil anticipar lo que siempre ocurre en Zamora. Si no existe una administración pública que compre esa fábrica para un uso concreto, en el caso de que la protegiéramos, esa fábrica se caería en unos años", indicaba. Y añadía: "En cualquier caso, el Plan de Urbanismo permite construir un espacio residencial en esa parcela y si esa fuera la intención de su propietario, así lo hará".

Tras meses de conversaciones, lo único que se le ha podido "rascar" al propietario del complejo es la conservación del azulejado de San Isidro Labrador. "Poco se puede hacer ya en estos momentos y de ahí que este acuerdo tenga su importancia. Para ello, se firmará un convenio con la propiedad y, como mal menor, se protegerá el azulejado por su gran valor histórico artístico", señalan desde el Ayuntamiento.